jueves, 23 de febrero de 2012

Todo preso es político


Huracanes y mariposas. Sólo hay huracanes y mariposas a mi alrededor.
Cuando la bomba explota, mata. Pero inmediatamente después, todo queda como debería haber sido desde siempre. Siempre.
Es extraño observar como sistemáticamente planto hechos, discrimino situaciones, creo orden dentro del caos, aún entendiendo conscientemente la realidad como una series de ruedas que giran unas dentro de otras, dentro de otras... todas dentro de sí mismas. Vos dentro de mí, yo dentro de vos.
Estoy intentando describir la naturaleza de todo. O el objetivo final de lo real, o sólo mi lugar especial... que es una idea. La idea del lugar a donde pretendo llegar. Al que no voy a llegar. Pero si no tengo adónde ir, no me puedo mover.
El progreso nos (me) dió la chance de estar pensando que el progreso es una mierda... ¿es hipócrita entonces decir que aborrezco las consecuencias de él?, ¿no es propio de la evolución cuestionar (todo)?
Las bombas pretenciosas no entienden el concepto de entropía y cómo el estado natural de las cosas es ahora. Y lo anterior. Y lo que falta. Porque todo muere.
Estancado.
Hoy alguien murió. Mi más sentido pésame. Hoy lloro por la muerte del jerarca... el tirano (necesario). Hoy muero nuevamente. Hoy es el fin del mundo.
Hoy es el fin del mundo, y no estoy obsesionado. No. Solamente me obsesioné (ya hace años) con la paradoja de que a alguien le importe el fin del mundo: la muerte de algo que no importa en vida.
Estoy esperando en un lugar (secreto) para pedir perdón. Aún no sé a quién ni por qué, pero me parece más ilógico pensar que no es necesario.
Hubiera preferido las cosas distintas. Haber obrado distinto. Haber.
Y en ese rincón... agazapado, espera el momento indicado. El ahora se va continuamente y sólo queda el proyecto, la aspiración. Nunca voy a saber si me equivoqué. Siempre voy a pensar que estás equivocado.
El rincón son los detalles. O el ahora. Y no es lo mismo ser profundo que haberse venido abajo.
Que no parezca que entiendo (algo).
Soy el progreso... el huracán. Soy la víctima. Y la mariposa. Soy el tirano discriminador, el determinador, el destructor. Soy el huracán. Soy el significado, y me siento doblegado, sin control, sin sentido. Soy la mariposa.
Sólo soy libre dentro mío.
Un huracán y una mariposa. Sólo soy un huracán y una mariposa. Y vivo dentro. Y vivo fuera.

XVII (Mar Del Zvr)

Es real. No es tan pacífico ni tan colorido como lo había imaginado, pero es real. Llegó. Llegamos. Soy real. Siempre fui real.