miércoles, 9 de noviembre de 2011

Liber Abaci



Era la carretera. Y estaba muy cansada de serlo. Entonces decidió aparecer. "No soy la carretera". Es gracioso. Siempre me va a dar gracia.
Era la carretera. Pero ya no. O sí. Estaba sentada al lado mío, tomando algo de un color raro. Era una bebida exótica, eso seguro. Me contó (aparte de que no era una carretera), que estaba buscando a alguien para salir a recorrer la ciudad. Yo le dije que no podía, que tenía cosas que hacer. Pero que se quedara a comer, y después la acompañaba hasta el bondi... "tranqui, el 24 pasa toda la noche". Nunca me gustó viajar mucho.
Me gusta opinar, no sé por qué. Será porque soy un inseguro crónico consciente.
Era la carretera. "Igual un poquito lo seguís siendo", le dije. Y se rió (irónicamente). No me contestó.
Hay detalles que muchas veces no nos perdemos, pero no podemos recordar. Porque nos definen, nos cambian, nos secuestran. ¿Cómo fué la primer impresión de ver a tu ídolo musical ahí parado (real), frente a vos?, ¿Es raro, no?, ¿No hay un clic?... ¿No es una mierda?... ¿No es lo mejor que te pasó en la vida?
3 segundos. Cada 3 segundos se esfuma una historia.
Era la carretera. Y yo ya no sabía si todavía seguía siendo la montaña. Me asustaba de sólo pensar que la historia se viene escribiendo desde hace unos días (¿Nací?, ¿Las montañas nacen?). Caminó hacia la cocina para llevar los vasos a la pileta, y la seguí con la mirada. Era LA carretera.
Hoy tuve una idea sobre proporciones... sobre relaciones. Proporciones y relaciones. No hay cosas tan empíricas como esas. Ah, los números. Bueno, proporciones, relaciones y números. La idea era sobre esas tres cosas.
Todo lo que nos define tiende al infinito. Porque somos seres potenciales, somos proyectos. Somos eternos. No hay reflexión. Era eso nada más.
"Hola, yo sé con ésta cara de pervertido te estoy incomodando. Yo sé que no querés que te mire desde la otra punta del patio. Sé que preferís estar tranquila mientras te reís de los chistes de Gabi. También sé que si te los contara yo (teniendo en cuenta que algún día me dieran los huevos para acercarme a vos), no te reirías. O te reirías de mí, por lo boludo que quedo. Pero soy la consecuencia de que la estés pasando bien con los pibes que te gustan, así que bueno... te voy a seguir incomodando hasta que te vayas a otro rincón del patio."
Siempre quise aprender a tocar el piano.
Era la carretera. Y era todo lo demás. Dicen que se me cayó la careta.
"¿Cómo te llamás?... sabés que no tengo la más puta idea. Después me fijo. No es tan importante."
Hay un ciclo en todo, a veces lo peligroso es darse cuenta que todos influimos en los ciclos de los demás y que, al mismo tiempo, todos somos un ciclo independiente.
Me gusta pelearme. Me gusta la tormenta de ideas y de piñas. Y de puteadas. Y de caricias.
Está todo adentro. Sos un símbolo.
"¿Sabés qué te gusta?... no... no jodás...". "No, capaz que yo no sé tampoco, pero no te jodo... ¿Así qué si te jodo?...". "Ah, mirá. No sabía... ¿Ahora yo tengo problemas?"
Me gustaba una canción cuando era chico. No me acuerdo como se llamaba, pero no hubo muchas canciones que me gustaran tanto. O que me acordara tanto. Sí, no me acuerdo el nombre, pero la podría tararear de punta a punta. A veces terminan quedando boludeces. O eso parece.
¿La espiral es ascendente o descendente?
Era la carretera. Pero es confuso. Los papeles no cierran. Quiero papeles claros. Yo puse historias. Yo deposité dioses. Quiero dioses. CARAJO. Éste es un chiste de mal gusto. CARAJO. BASTA. Basta.
Otra vez.
Y otra vez.
Y otra.
Como cuando sabemos qué es lo que se tiene que hacer.
Me acuerdo de cuando ahogaba hormigas en un balde con agua. No me acuerdo por qué lo hacía. Evidentemente la pasaba bien. En serio, no sé por qué lo hacía. En serio.
Hoy recuerdo solamente nombres de discos.
"Quiero pegarme un corchazo. Me cago en el puto día que te miré el culo."
13: Dicen que es un buen número para terminar una historia.
"¿Querés coger?"
"Hola, tengo un chiste con el que te vas a morir de risa... te lo prometo."
Hay algunas cosas que no entiendo. Y muchas son importantes. Por ejemplo, todavía no sé diagramar un cuento: Quería escribir la historia de tu vida. Y terminé escribiendo la historia de la historia.
Y el chiste éramos nosotros. O yo solito.
Era la carretera. Pero sé que no puedo escalar. Ella tampoco. La puerta se cerró con fuerza. Y sólo quedé yo (y mi montaña). Al otro día subí al auto y me dirigí hacia ningún lugar con la no - esperanza de encontrar no - nada. Era la montaña.Y siempre es ascendente.

lunes, 17 de octubre de 2011

Mezcla.


Quiero quererte. Quiero putearte. Quiero que me cuentes cosas que no me importen, para saber que mierda te importa a vos. Quiero conocerte. Quiero enojarme porque no te entiendo, y quiero que te enojes por no entenderme. Quiero hablarte como si supiera lo que quiero, y quiero decirte que no sabés lo que querés. Quiero que me perdones y aprovechar para volver a usar las mismas excusas basadas en razonamientos llenos de pozos y grietas, pero que vas a tardar varias conversaciones en encontrar. Quiero que te vayas lejos, para darme cuenta que no te extraño. Quiero irme lejos para extrañarte. Quiero que pienses que soy algo mucho peor de lo que pienso que soy. Quiero saber que sos humana. Quiero ponerme una careta para después poder quemarla. Quiero pelearme justo antes de dormir, y levantarme de mal humor. Quiero levantarme de mal humor pero al ver tu cara, sentir que no me levanté al pedo. Quiero no ser tan naif, tan boludo. Quiero que seas mágica e infantil. Quiero ser vos, pero sin dejar de ser yo. Quiero que nunca me cuentes los secretos, aunque busque conocerlos durante toda mi vida. Quiero decir muchas cosas... o al menos una inteligente... pero no.

jueves, 6 de octubre de 2011

Seminario sobre la verga y sus distintos usos (estoy enamorado)

Creamos estatuas para embellecer la realidad... pintamos caras que nunca existieron para castigarlas, simplemente, por nunca haber existido. Te escribimos a vos, aunque pienses que no. O escribimos para nosotros. Pero lo importante es que escribimos porque nos duele. Hay un mundo... adentro y afuera. Y duele. Es todo circular y cruel. Tan cruel como le permitimos ser. La diferencias y el mensaje... mi mundo y el tuyo.
Y a veces todo es tan complejo... conceptos que chocan unos contra otros: la furia en la pasividad. Y duele. Brazos entumecidos y manos atrofiadas... ojos que no quieren verse las caras... cuerpos mediocres cansados de estar cansados.
No queremos enamorarnos de nuestras miserias... no pretendemos que lo hagas vos tampoco. No queremos pintar al mundo de colores brillosos (o grises)... no queremos embellecerlo o ensuciarlo. No queremos contarle un cuento y esperar sentados a su lado hasta que se quede dormido (o despierte). Pero es lo que nos sale. Y duele.

sábado, 10 de septiembre de 2011

Cojonudo


Hoy podría no haberme despertado tarde. Hoy podría no haberme tomado ese bondi. Hoy podría no haber escuchado el crescendo de ese tema justo en el momento que miré por la ventanilla del colectivo a ese perro que, acostado al sol, me miraba esperando que el progreso se lo lleve como se llevó a tantos otros.
Tal vez no estaría escribiendo esto si algo de todo eso no hubiera pasado. Pero tampoco puedo arrepentirme y pensar en lo que no, pero cada paso me deja más atrás, más ajeno a todo. Cada grito que no sale es más fuerte... pero muere en el pecho. Es esa sensacion de querer llorar y no saber. ¿Cuándo me olvidé de llorar?

Te veo y estás tan mágica... tan adaptada. Tan mal. Y me repito. Pero no importa, porque igual voy a seguir siendo un boludo por más que sea original.
 ¿Y qué hago con esto que te quiero decir?... ¿qué hago con esta mierda que tengo adentro?... ¿cómo te explico?, ¿qué me vas a contestar si te digo que te entiendo cuando no me decís que toda la boludez de la joda y la partuza es porque no tenés la más puta idea de adónde va tu vida?... porque en el fondo seguís teniendo las mismas dudas que cuando no dudabas. Porque te entiendo pero no. Porque puedo repetir uno por uno tus miedos y tus calenturas... tus ganas de coger y tus ganas de esconderte. Es muy probable que (y está bien)  que me contestes que soy un pelotudo... que no tengo idea... que soy un snob que tuvo una vida fácil... un cómodo mas, una cabecita que va y viene hasta que la ponga de una vez... hasta que entienda que no hay otra... siempre nadando en la misma miseria hasta que madure. Pero no sé hacer otra cosa. Y no te puedo explicar las ganas que tengo de saberlo.

¿Sabés qué?... mejor quedáte así... ahí... lejos. No quiero saber nada más. Sos esa cosa que no sos. Y tampoco me importa. Porque el sol va a salir igual si yo no paseo al cuco un día. Y vos vas a tener una vida hermosa. O no. Pero va a ser tuya. Y cuando te recuerde, voy a elegir entre tus peores pesadillas, y te voy a poner ahí... rodeada de mierda. Y te voy a salvar. Si te deseo lo mejor, no va a importar.
Aunque sea, dejáme ser el héroe.

¿Y si un día te despertás a la mañana y tus ilusiones te están trayendo el desayuno a la cama?. ¿Y si te dan un beso en la frente y te dicen que se van a quedar con vos... abrazándote?... y no te van a decir hasta cuando... porque vas a saber que van a estar ahí por siempre.
Nunca tuvimos nada. Ni lo vamos a tener. Nada. Y te amo. Porque no puedo hacer otra cosa. Vos estás acá, abrazándome... mintiéndome. Pero está bien. Todo se reduce a eso. Está bien.

Hoy conocí a un perro que no tenía nombre. Discutimos un rato. El nunca, en ningún momento de la conversación, me preguntó el nombre. Tal vez fué porque no me entendió un carajo de lo que le decía, tal vez yo tampoco lo entendí a él. Tal vez fué porque el perro no sabía castellano, o porque yo no sabía alemán, pero fué la charla más emocionante que tuve en mi vida.
Tengo ganas de vomitar.
.

miércoles, 15 de junio de 2011

El sueño de los justos



Todo el viaje al fondo.

Y desperté. Y soñé que jugaba un partido de fútbol 5. Y era el más jefe de todos. Me daban la balón ahí abajo (jugaba de defensor), y empezaba a pasar pibes. Uno, dos (con caño incluido), tres (otro caño), engancho para el medio y, desparramando al gil del arquero, se la toco a Nacho. Me la devuelve (porque obvio... era mi gol... la posta). La toco suave al lado del palo. Y se va afuera. Por poco, pero se va.

Y desperté. Y soñé que me juntaba en un bar con la mujer de mis sueños. Me sentaba y la saludaba. Y le contaba como me había ido en la semana. Cabe aclarar que ella no sabía que era la mujer de mis sueños. O si, pero no creo que le importara. Le hablaba de cosas mundanas: de la guita, del laburo, de la banda, de un programa para hacer música, de que bien habían sonado el otro día. Y ella también me contaba de sus hijos, de su vida, de lo bien que lo había pasado el otro día... de como se había peleado con todos. Ah, si... porque la mujer de mis sueños se peleaba mucho con la gente. Tal vez porque no la entendía... o tal vez porque sí lo hacía. Y mientras escuchaba las más innovadoras maneras de denigrar a la gente, se me ocurrió la idea de decir unas palabras inteligentes que cerraran, aunque sea por vez primera, un puto capítulo de mi vida. Pero, como siempre, de los labios salieron palabras torpes. Las inteligentes, las que yo quería que salieran fueron más rápidas que yo. Las que quería decir... esas... ("cuando todavía me podía enamorar, estaba enamorado de vos") no salieron. Porque se dieron cuenta que para qué. Y seguimos hablando de pelotudeces.

Y desperté. Y soñé que estaba escribiendo el texto definitivo de mi vida. Pero lo estaba haciendo en el laburo, entonces estaba paranóico. No dejaba de cambiar de ventanas, porque no quería que vieran que no estaba haciendo una goma. Y chequeaba siempre todas las direcciones por las cuales podía llegar a aparecer algún jefe. Y detrás de mí estaban instalados los monitores... con noticieros de todos los colores. Y me quedaba tildado en una noticia. No sé de qué tema de mierda trataba. Y me ponía del orto. Y pensaba que lo peor no era la noticia... o el mundo... que lo peor era que yo estaba sentado ahí, y la gente pasaba y ni me registraba. No me saludaba. Nadie se saludaba. Y caía en la cuenta de que no había una razón por la cual escribir: los símbolos... los conceptos... nada era tan grande como para trascender. La palabra era el invento más autista, solitario y sobrevalorado de la historia humana. Eso. Entonces me daba cuenta que no estaba escribiendo el texto definitivo. Es más, estaba escribiendo una mierda. Bah, como siempre.

Y desperté. Y soñé que dormía con la mujer de mi vida. Y me levantaba de la cama y caminaba directo hacia la PC. Me sentaba en la silla, mirando al monitor. Buscaba porno para poder masturbarme. Y no. Y me tocaba, y no pasaba nada. Y no. Veía tetas y culos... y más tetas. Y lenguas. Y cosas de esas. Y no me podía excitar. La verga estaba muerta. Me sentía en una canción de Radiohead... y volvía a la cama. Besaba en la frente a la mujer de mi vida... y volvía a dormir.

Y desperté. Y soñé que dormía. Soñé que soñaba. El "Sueño de los justos".

Todo el viaje al fondo.

miércoles, 13 de abril de 2011

Feliz día de la Morsa



Enterrado, con mierda hasta el cuello. Escarbo y de vez en cuando encuentro pedacitos de eso en que me quería convertir. Y este no es mi mundo, pero tampoco es el tuyo... ¿entonces de quién es?, bueno, dale... juguemos. Juguemos a que esto es lo mejor que podemos conseguir: ¿no te gusta, no?... obvio que no te gusta, pero no lo vas a decir, ¿no?... ¿no ves que el juego ya no es más divertido, no ves que me duele?. Esto se juega de a dos... siempre enfrentados. Pero yo siempre estoy en el medio... "¿por qué?": decímelo vos... si te pasa lo mismo: "porque no la puedo jugar de hipócrita, de snob, de filósofo... darme de copado, de interesante y jugar a que estoy de un lado solo para cambiar cuando me sienta un poco incómodo". No. Yo soy como vos, por eso no puedo ser como él. Si, no te hagas la pelotuda que sabes quién es: ese pibe que te gusta y te calienta... el de la mueca, ese… que habla de cine, de música… ese que te rompe el bocho y con el cual tenés “sueños mojados”; ese pibe que es interesante: el punto justo de todo, el “equilibrio del mundo”. Si, pero tené en cuenta una cosa: él no es como vos… y no porque no quiera, ojo… porque tampoco es el mundo de él... nada mas se adaptó mejor, ¿y sabés qué es peor que eso?: que vos, que sos igual a mí, nunca me vas a conocer... no realmente. Es probable que cuando te vea, a vos y tu mundo en llamas, no vea la señal... no vea el barro en tus zapatos... y me hagas acordar tanto a mí que te odie. Pero que te odie mal... mal en serio. Solo los capos saben odiar bien, y ya te habrás dado cuenta para este momento que yo no soy uno de esos.
¿No te acordás donde estabámos el año pasado este mismo día?: si... también era el día de la morsa... obvio. Y si... estabámos lejos, como ahora. Y nada cambia, y todo cambia... solo para hacernos sentir que todo esta igual: enterrado, con mierda hasta el cuello. Enterrado, con mierda hasta el cuello, en el día de la Morsa. Enterrado, un año mas, con mierda hasta el cuello. Feliz día de la Morsa.

martes, 5 de abril de 2011

Vómito de perro


Un departamento y su ventana, la única con luz en la noche.
Una noche, y la búsqueda de una epifanía.
Y una noche me tomé una coca en vez de una birra.
Y bailé sobrio.
Y bailé con vos, en un trance eterno.
Y me llamaste, y fuí corriendo.
Y no me llamaste, y fuí corriendo.
Y la luz se apagó.
Te llamé, y me quedé solo.
Hoy me llamás... y no puedo correr: estoy viejo y sucio, con ganas de dormir.
Hoy me llamás... y no sé si me necesitas.
Y hoy no te llamo.
La luz se prendió.
Que suerte, al cuco todavía no le pinto el bajón.
Pobre tipo si el Cuco bajonea.
Tal vez, lo quiera aceptar o no, te necesito.
Y tal vez el baile sea eterno, más no el trance.
Y tal vez el baile no sea eterno.
Que bueno, porque esta canción ya me aburrió.
Pongámonos caretas, que sea como antes, pero no.
Mirá, yo me pego un tiro.
Vos ni tenés que mirar.
Yo me pego un tiro.
O me como la mierda.
Es lo mismo.
Me acabo de dar cuenta que ya me la comí toda.
Ya casi sale el sol, y la epifanía bardeó.
Buenísimo.
Queda un poco de noche todavía, y el Cuco apagó la luz del departamento.
Pobre tipo.
Es cuestión de principios, el Cuco es Cuco.
El Cuco asusta... y come... y mata; la noche precede al día, y la epifanía viene con birra y no con Coca.
No importa, a veces las cosas se derrumban, y otras se caen.
¿Y las caretas?, ¿Y ahora?
Alguien apagó la música.
¿Bailamos?
No son las 3 de la mañana, pero soy un maricón. No es una reflexión, es una de esas mierdas que hago.
Bien, todo bien.

martes, 22 de marzo de 2011

Crisis


Ayer conocí a Syd Barret. Era el tipo mas parecido a Neil Gainman que vi (aunque nunca vi a Neil Gainman). Estaba comprando en el "chino" de la vuelta de casa. Tenia bajo el brazo una "Villa del Sur Levité". Lo mire de arriba a abajo. Tenia un short deportivo del Manchester, y una remera roja gastada en el cuello. Estaba afeitado prolijo, y peinado con raya al costado.
Me acerqué. No podía creerlo (sobre todo porque era conocida la noticia que había fallecido hace 4 años). Pensaba: "Syd Barret... Syd Barret es uno de los mejores compositores del siglo pasado... que increíble... mintió sobre su muerte, para pasar sus últimos años tranquilo en Wilde... soy vecino de Syd Barret". Bancá: ¿Syd Barret no toma Absenta?, ¿no usa sombreros ni capuchas ni viste de negro?, ¿no camina fumando pipa?... Syd Barret es una mierda. Como puede ser que sea un tipo normal... no había diferencia con el gordo motoquero de la esquina de mi casa. Compre los 100 gramos de jamón, la caja de hamburguesas y me fui a la mierda. Cuando salí, note que algunas nubes comenzaban a tapar el sol.

Hoy por la mañana vi a Falcor. Si, al perro ese con escamas que volaba en la película "La historia sin fin". Si, ese... estaba en la calle, tirado: lo había pasado por arriba un auto. Me acerque al cuerpo. Tenia sangre que caía por un costado de la boca; estaba duro, parecía un muñeco. No supe que hacer, lo moví de un lado al otro, pero no... estaba muerto. Me senté a su lado... Lloré.
No sé por que, pero el shock más grande, no fue saber que Falcor existía, y que por lo tanto, todas las criaturas de fantasía también, sino, saber que podían morir. Falcor no debería poder morir... ¿Qué mierda le pasa al mundo?. Lloré. Pude ver caer un rayo en el horizonte. Nunca escuche el sonido del trueno. Las moscas empezaron a rodear el cuerpo, y me fuí a comprar los 100 gramos de jamón y la caja de hamburguesas.

Mañana cumple los años mi mejor amigo. Calculo que irán algunos de sus nuevos amigos. La realidad es que no me caen bien. Sobre todo porque son gente interesante, gente con conocimientos de casi todo (menos de fútbol). Él es ahora un artista. Una persona reconocida... con una "misión". Creo que hasta se convirtió en un personaje de una novela. Empiezo a dudar entre que es real y que no. Las ideas se mezclan... si él es un personaje... puede seguir siendo "mi amigo"?, los conceptos siempre fracasan frente a la realidad... al amor siempre lo mata el tiempo... no quiero que las cosas sean eternas... quiero que se mueran... quiero tocarlas... si ese el precio... lo pago... que pasa cuando funciona al revés? Si su "Capitán Oniria" no es "mi amigo"... entonces... ¿qué?... ¿existe mi mago?... ¿O murió en la eternidad?. Me fui al recontra carajo...

Tengo ganas de comer unas hamburguesas con jamón.

lunes, 14 de marzo de 2011

Adam Hughes


¿Por que no fuiste real? (¿O yo no lo fui?)
Sé que vos sabés cosas que yo no... Que bajo esa mirada perdida, conocés secretos a los cuales nunca voy a poder acercarme... Y odio eso. En serio, lo odio. Siento que es injusto.
Una sabiduría oscura. Esa mierda que te sale por la nariz, que chorrea por la boca... Esa manera de decir las cosas y no decirlas... eso que te hace tan interesante y al mismo tiempo irritante.
¿Por qué siguen inventándose sueños que no recuerdo?
Me cago en el libre albedrío... no existe... ¿cierto? Vos pensarás que no me di cuenta... pero si...
¿Crees que no noto las señales?... como todo cambia a mi alrededor... como todo muta... para tu satisfacción, tu necesidad de entretenimiento.
No. No me voy a convertir en tu personaje. No voy a salir de acá dentro. Voy a tener dos dimensiones... no me voy a presentar... no voy a ser tu juguete. Te odio una y mil veces.
Traspolación, el agujero de gusano... ida y vuelta... vuelta e ida. La concha de tu hermana.
¿En la ventana las hojas se mueven?...
¿Por que siento que si Dios existiese la vida sería más triste?

jueves, 10 de marzo de 2011

Monetizar


Una vez más veo mi rostro en el espejo. Una vez más, anuncio la oscuridad. Una vez más, muerdo mis labios, me arrepiento y, equivocado, pongo la otra mejilla. Vuelvo a respirar: nada terminó. Nada nunca termina.
No es importante si existen uno o infinitos universos o si viajé en el tiempo y todo esto es un castigo perpetrado por un yo futuro (aún mas) narcisista (y completamente pelado)... o si la capa, que no es roja, me permite igualmente volar. Nada importa cuando tengo frío. Y hoy tengo frío.
Necesito caminar y tomar una bocanada de realidad: atravesar esos acordes oscuros, esos pasajes llenos de sapos que se creen moscas... esas costas de sueños sin dueño, esos reflejos... y entrar, casi finalmente, en el hoyo. Una vez más.

miércoles, 2 de febrero de 2011

Fractal


Duele.
Duele lastimar. Y a veces duele mas que cuando te lastiman.
¿Qué responder cuando alguien te dice que te va a extrañar?
¿Como explicarle que vos no sos mas que una mala historia para contar?: un personaje, una caricatura de ser humano.
¿Realmente se puede apreciar a alguien en profundidad?, ¿no es incoherente pensar que se puede entender a alguien?.
La mente intenta asimilar información en patrones conocidos: ¿por qué no va a hacer lo mismo con las personas que nos rodean?, son tan complejas como una idea. A fin de cuentas, tan complejas como un dibujo en una pared.
Siempre buscamos afuera, algo mejor de lo que tenemos dentro... lo comparamos con el contexto interno, pero con la diferencia de que lo que está adentro esta rodeado de excusas... hacia afuera no... y eso lleva indefectiblemente a la frustación.
Continuamente buscamos gente que sea lo que no somos... lo que nunca podremos ser.
No existe un ser de virtudes. O tal vez si, y lo reducimos para sentirnos mejor.
Me siento un personaje, me siento un creador... y creo que no estoy haciendo nada bueno bajo ninguno de los dos roles.
Elimináme de tu historia... no soy interesante. Soy patético y repetitivo.
Te extraño.
Creo que es tiempo de matar al personaje... no con una muerte épica. No... que parezca que no le renovaron el contrato: "viajó a ver su abuela, conoció a alguien y nunca volvió". Sería un buen final.
Como alguien (tal vez) muy sabio me dijo una vez: "cada uno es como puede".

XVII (Mar Del Zvr)

Es real. No es tan pacífico ni tan colorido como lo había imaginado, pero es real. Llegó. Llegamos. Soy real. Siempre fui real.