jueves, 10 de marzo de 2011
Monetizar
Una vez más veo mi rostro en el espejo. Una vez más, anuncio la oscuridad. Una vez más, muerdo mis labios, me arrepiento y, equivocado, pongo la otra mejilla. Vuelvo a respirar: nada terminó. Nada nunca termina.
No es importante si existen uno o infinitos universos o si viajé en el tiempo y todo esto es un castigo perpetrado por un yo futuro (aún mas) narcisista (y completamente pelado)... o si la capa, que no es roja, me permite igualmente volar. Nada importa cuando tengo frío. Y hoy tengo frío.
Necesito caminar y tomar una bocanada de realidad: atravesar esos acordes oscuros, esos pasajes llenos de sapos que se creen moscas... esas costas de sueños sin dueño, esos reflejos... y entrar, casi finalmente, en el hoyo. Una vez más.
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