jueves, 11 de abril de 2013

Tan cerca de todo


No creas que la poesía se olvidó de lo que querías decir... no mientras ella sepa que hay algo que aún defendés, que aún no cedés.
Tiempo.
Ser viejo es sentir que te ponés en lugar del otro, y que nada es sagrado.
Ser maduro es aprender a hacer unas milanesas.
Ser joven e inmaduro es pensar que podés hacer lo que quieras con tu vida... incluso, tal vez, cambiar el mundo (o coger sin parar).
Tiempo.
El mundo me besa, por las dudas que mañana no llegue.
Esquivo mutaciones buscando serenidad... y lo único que encuentro son 5 mangos en un pantalón guardado.
Remuevo piezas del pasado e intento acomodarlas para que no desentone con los colores que rodean hoy mi vida.
Y la violencia crea un desierto. Pero deja todo en su lugar.
Cambio colores (molestos algunos, tal vez) por grises.
Alguien me toca el hombro, todos los días a la misma hora y en el mismo lugar.
Algunos locos dicen que lo hice. Finalmente lo hice. Por lo menos eso dicen. Los locos.
Tiempo.
Soy un inútil.
Quisiera decirte que no es verdad esa máxima tan argentina de que los amigos no lastiman: si... lo hacen. Pero siempre de frente. O no... a veces no. Pero para eso son los amigos: para perdonar las puñaladas, vengan de donde vengan. (¿No?)
A veces escribo sobre nada, pero éste no es el caso. Aunque parezca que sí.
Tiempo.

XVII (Mar Del Zvr)

Es real. No es tan pacífico ni tan colorido como lo había imaginado, pero es real. Llegó. Llegamos. Soy real. Siempre fui real.