lunes, 12 de enero de 2015

El mundo sin Batman 2


-Sí, dale. Esperá un cachito que busco... acá está. Tomá.
-Gracias.
-¿Querés un budín?... me lo dieron en el laburo, ¿lo querés?
-Bueno, gracias.
-Che, perdón que te pregunte... ¿qué te pasó en la pierna?
-Mis papás la vendieron para comprar una cama.
-Eh... ¿en serio?
-Sí.
-Pero eso es... terrible.
-Sí, no sé... ¿por?
-Los padres deberían cuidar a sus hijos... ¿me decís en serio esto?
-Sí. ¿Usted cómo sabe eso de lo que tiene que hacer un papá?... ¿usted tiene hijos?
-No, yo no...
-¿Y tiene una cama?
-Sí. Tengo una cama.
-Seguro que es mejor tener una cama y no un hijo, ¿no?
-¿Eh?
-Sí. A veces todo no se puede. Gracias por todo.

***

-Soñé que cada vez que intentaba hacer una rabona me enroscaba y me caía.
-Yo soñé que vos decías que no podías hacer una rabona.
-Y yo soñé que ustedes dos tenían una conversación donde hablaban de sus sueños interconectados.
-Ah, y yo soñé que nosotros 4 estábamos hablando sobre cómo nuestros sueños se conectaban y Luis decía que él había soñado con Flavia Palmiero.
-Para que toda esta porquería tuviera sentido, cada uno debía hablar sobre su propio sueño: el de Flavia era mío... me tocaba a mí. El orden es parte de la pseudo-gracia. Cagaste el remate, Esteban. Ni como personaje unidimensional en un chiste de mierda servís. Gordo, con estos pelotudos no laburo más... me rajo.

Y así fué como nunca más pude usar a Luis. Se fué sin decir adónde.
Dicen que consiguió entrar en lo de José María Listorti y va a laburar en la nueva de los bañeros. Me alegro mucho por él, aunque eso no quita que lo extrañe.
A veces, cuando pienso en algunos conceptos que él me explicó (como por ejemplo "la banalidad como pose y la necesidad de vacío estético"), me dan ganas de llamarlo para saber cómo está; pero al toque me doy cuenta que todo está bien así: el ahí y yo acá (con las personas que, por más pelotudas que Luis piense que son, aprendí a querer (pero sobre todo aprendí que me siento mejor cuando no las convierto en una extensión de mis miserias)).

***

Esa noche, mientras volvía de un viaje sicotrópico infernal, decidí que no era posible viajar en el tiempo.Al lado mío estaba todavía Batman, mirándome a los ojos, hablándome de 5 arquetipos que mi cabeza estaba amalgamando en su figura. Y todo eso mientras fumaba un cigarrillo marrón muy finito. Pero Batman no fuma.
- Batman no fuma - lo interrumpí.

Me miró fijo, haciendo una mueca de fastidio sincero. Como si esperara más de mí. Como me miraba mi abuelo cuando le decía que no quería laburar toda mi vida.

- Y Dios no te odia.
- ¿Qué?
- Nada. Vení... acercáte que te sigo contando.

Batman se acomodó la capucha y siguió inventando una historia donde yo viajaba en el tiempo y asesinaba a mi propia muerte.

XVII (Mar Del Zvr)

Es real. No es tan pacífico ni tan colorido como lo había imaginado, pero es real. Llegó. Llegamos. Soy real. Siempre fui real.