sábado, 16 de noviembre de 2019

Parásito




Hoy no es domingo.

Por un lado no es domingo... por otro, estoy solo en la casa de mis viejos. Perdón, viejes. Pasa que los tiempos cambian. En general. Personal y culturalmente (si es que existe alguna diferencia). Creo. Dicen. Nos pasan cosas, pero hay un sentimiento de apertura y cierre que proceso de manera extraña. Como un loop. Como un patrón. Y calculo que a todos nos pasa lo mismo, pero no estoy seguro. Por lo menos puedo asegurar que a mí me pasa eso. Esto.

No hay mucha profundidad acá. Es que a veces cuando estás solo pensás. Y yo estoy acá, solo. Pensando. Pensando y mirando un video del 2002 de MCR en el estudio. Eran unos pibitos. Yo también fui un pibito con amigos, queriendo ser alguien, algo. Claro, nunca toqué en MCR. Por eso miro videos: una (otra) idiotez para pasar (¿perder?) el tiempo. Pero como que tengo ganas de hacer algo, no sé muy bien qué. Me puse a escribir porque es parte de lo que hablé hace como 3 sesiones con la psicóloga. Le dije que quería cambiar cosas de mi vida, que quería escribir sobre algunas cuestiones... pero que no podía. Hasta le conté de los "triggers", lo que me conmovía. Ella me dijo que lo hiciera sólo si quería, que no lo forzara, que no me frustrara. Yo le dije que quería pero que no podía. Me dijo que tenía sentido porque me había pasado algo pesado. Usó una palabra más moderna, pero me cuesta ponerla en ese lugar a la doctora (no sé si es doctora). Pongo a las personas en "lugares" y eso está mal (también le dije eso). De cualquier forma, no me pasó nada "heavy" (esa fue la palabra que usó). A mí no, al menos.

Bueno, más allá de todo lo que hablé con la psicóloga que quería enfrentar, en realidad lo único que cambié fue el sillón. Ah, y lo puse en otra parte de la casa, más cerca de la ventana. El solcito pega en la cara a la tarde. Calculo que ayudan esos pequeños, sutiles movimientos. Generan la ilusión de algo, no sé muy de qué. Ayuda un poco a patear esto que estoy escribiendo ahora. O sea, hasta hoy. Ahora. Será que no estoy en mi casa, tirado en el sillón, con el solcito pegándome en la cara. Calculo.

Ahora me siento un poco mal. Todavía. Y no creo que sea el video. No creo que sea la casa de mis viejos. No creo que sea revolver la sensación que me generó haber leído el post de Álvarez Agís (sí, el de "la deuda es como la falopa") sobre Zloto. Decía, creo, casi textualmente, que no sabía qué se hacía en estos casos, cuando se muere un amigo. Que nunca le había pasado. Que lo iba a extrañar. Que no creía (Zloto tampoco) en esa boludez del cielo. Que durante un tiempo existís hasta que dejás de hacerlo. Creo que lloré. Pero yo no sé si extraño. Bah, no estoy seguro de extrañar algo real. Capaz que extraño lo simbólico, la conexión. La ilusión de la conexión. La sensación de que eso no pasa, de que los amigos no se mueren. Extraño esa sensación, calculo. Bah, no sé si la extraño. No sé qué extraño. Extraño.

Sí, ya sé que no tiene sentido... pero la nostalgia es así. La nostalgia no debería existir porque en general no son más que deseos hechos carne. Y cuando digo carne, es porque te agarra las bolas con ganchos y te los mete en la boca para ver cuánto podés aguantar. Bah, a veces. A veces sólo es un recuerdo de lo que vos hubieras querido que pasara en un momento de la vida y el impedimento físico de volver a ese punto, a esa experiencia, a esa posibilidad invisible que ya no existe, te genera una liberación hermosa. A veces son las dos cosas al mismo tiempo. A veces querés convertir la nostalgia, el recuerdo, en algo lindo. En un símbolo. Y lo intento. Posta que lo intento. Pero no sé si es porque estoy viejo, pero no puedo leer belleza en cosas que involucren a personas de mi edad, es extraño. Lo bueno es que no vas a envejecer, qué se yo. La nostalgia es de los otros. Yo la leo, la veo, la siento, en cosas que me recuerdan momentos que probablemente no existieron, muy atrás, cuando era un pibito. Cuando éramos pibitos. Capaz no me quiero hacer cargo de mi edad, de mis decisiones. Está todo suelto, como si todo fuera la mismo, como si el contexto fuera un cúmulo de referencias culturales vistas en reversa que tocan todo lo mío (las personas también, aunque esté mal leerlas así, como "mías"). Como videos de bandas que tienen casi 20 años que sí existieron, pero que ya no estoy tan seguro. Como si pudiera meterme ahí y pensar que esa experiencia me pertenece. Que vos también estabas ahí, queriendo trascender, "estar". Que hay algo generacional que nos pertenece. Que te pertenecía. Que formábamos parte de algo. Chiquito, nuestro. Bah, no sé. No sé si te pasaba lo mismo, qué se yo. Vendrías a ser un recuerdo del recuerdo. No sé si un símbolo. No creo. No sé si quiero que te vuelvas un símbolo. Eso es lo que quiero ser yo. Allá, acá, nunca. No sé.

Intento que sea domingo, pero es sábado. Y extraño cosas, creo.

Calculo que lo voy a hablar con la doctora el miércoles, para ver qué onda. Es raro.

Extraño.

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XVII (Mar Del Zvr)

Es real. No es tan pacífico ni tan colorido como lo había imaginado, pero es real. Llegó. Llegamos. Soy real. Siempre fui real.