martes, 2 de octubre de 2012

Metáfora berreta (Parte III)



Abrí el libro. Y ya no recuerdo el título ni qué había en la televisión en ese momento que me tenía tan aburrido como para agarrarlo.
La historia iba sobre el fin del mundo (si mal no recuerdo). Pero lo gracioso, lo rompedor (y lo único que tenía de interesante) era que estaba contado desde la óptica de un niño. Un niño muerto que no puede separarse de su amigo (que está vivo y tiene un perro). Entonces, la historia da vueltas sobre las relaciones de estos tres personajes. Ah, y el fin del mundo. Siempre es el fin del mundo en el libro. Literalmente.
Lo extraño es lo que encontré escondido entre las páginas 156 y 157: una figurita. Una figurita vieja. De la colección de los Monsters. Recuerdo que había llenado ese ábum. En toda mi vida sólo llené dos: el de Italia 90 (cuando en realidad era mi viejo el que los llenaba) y el de los "Monsters in my pocket". No me acordaba de tener todavía alguna de las repetidas. Y menos de haberla guardado en el libro ese.
Emocionado (tonto e inocente), me senté en el suelo frente a la biblioteca. Busqué alguna referencia mística entre las páginas (obviamente debería haber alguna razón oculta para encontrar esa figurita, en ese libro en particular). Pero luego de darle vueltas y vueltas, la verdad es que no encontré nada. Nada que me indicara un lugar común multireferencial. Ningún mensaje oculto. Nada. Al final, estaba solo. Solo yo, una figurita y un libro pretencioso lleno de humor negro. Sin epifanía. Sin narrador onmisciente. Solo yo. En mi departamento. Sin ningún tipo de necesidad ni aliento. Solo y aburrido. Solo.
Prendí la tele: nada. Ningún mensaje.
Radio: nada.
Increíble que ninguna canción dijera nada.
Solo.
Ví el teléfono desde el suelo. Lo agarré y busqué los números a los que siempre llamo y nunca contestan. Y volví a llamar. Y volví a putearme por pensar que hoy podía llegar a saludar alguien del otro lado.
Aburrido. Pero no triste. No.
Volví a abrir el libro. Empecé a leer el capítulo donde el pibe muerto habla con Syd Barrett en un bar del purgatorio (ah, el pibe podía ir y venir de ahí al fin del mundo cuando quisiera... lo que pasa es que no quería irse al mundo de las historias muertas... porque de ahí no se podía volver y no quería dejar solo a su amigo). Buen capítulo. Una de las cosas que pasaba es que Syd le decía al pibe que él no era un ser humano. Que siempre había sido el Rey Lagarto. Aún hoy me sigue haciendo gracia.
Está relatada como una charla de amigos, pero está claro que no lo son... que la persona con la que debería estar hablando está del otro lado, lejos. Pero el pibe muerto necesita una respuesta y la busca en referencias, en ídolos. No se puede comunicar con su amigo. Pero tampoco lo puede dejar solo. Aunque no pueda hacerlo sentir acompañado. Complicado. Cuando lo leí por primera vez no le había dado tanta trascendencia.
Hubo un tiempo en que los amigos eran amigos. Y punto. No había discusión: en algún un momento de mi vida los pilares parecían definidos, reales... incuestionables. Hoy, de repente, me encuentro con gente que aprecio pero que me odia o amigos que lo son de alguien que no conocen. Amigos que no piden nada a cambio... y esos no son amigos: si no hay egoísmo no hay amistad, ¿no?. Capaz que lo que pasó es que todos se murieron y lo que crece es otra cosa... con otras formas... adaptables a otros ambientes. No sé.
A veces cuando voy o vuelvo de algún lado en bondi pienso en lo que dejé en la parada y mas allá. Y a quién. Pero no puedo pensar en lo que me dejó a mí el viaje. Lo pilares cambian o se caen.
Me levanté y busqué un libro de la biblioteca (¿al azar?). Metí la figurita entre medio de dos páginas y lo volví a guardar. Hoy sé el título del libro donde la guardé. Pero estoy seguro que cuando la necesite ya no me voy a acordar. Como siempre. Por mas que no me dé cuenta.
Calculo que todo cambia. Y eso no puede ser triste, ¿no?. Es. Nada más. Y va a seguir siéndolo. Con o sin epifanía. Con o sin fin del mundo.

1 comentario:

Matías C. dijo...

Hoy lo releía, porque te re-leo, y me di cuenta de algo:

"Publicado por Hombre Polilla a las 12:21"

12:21

Y...
escribí una novela, la puta que te parió... voy a odiarte cuando lo hagas y salga algo mejor de lo que yo podría hacer, pero creo que voy a disfrutarla mucho y eso compensa.

XVII (Mar Del Zvr)

Es real. No es tan pacífico ni tan colorido como lo había imaginado, pero es real. Llegó. Llegamos. Soy real. Siempre fui real.