Un departamento y su ventana, la única con luz en la noche.
Una noche, y la búsqueda de una epifanía.
Y una noche me tomé una coca en vez de una birra.
Y bailé sobrio.
Y bailé con vos, en un trance eterno.
Y me llamaste, y fuí corriendo.
Y no me llamaste, y fuí corriendo.
Y la luz se apagó.
Te llamé, y me quedé solo.
Hoy me llamás... y no puedo correr: estoy viejo y sucio, con ganas de dormir.
Hoy me llamás... y no sé si me necesitas.
Y hoy no te llamo.
La luz se prendió.
Que suerte, al cuco todavía no le pinto el bajón.
Pobre tipo si el Cuco bajonea.
Tal vez, lo quiera aceptar o no, te necesito.
Y tal vez el baile sea eterno, más no el trance.
Y tal vez el baile no sea eterno.
Que bueno, porque esta canción ya me aburrió.
Pongámonos caretas, que sea como antes, pero no.
Mirá, yo me pego un tiro.
Vos ni tenés que mirar.
Yo me pego un tiro.
O me como la mierda.
Es lo mismo.
Me acabo de dar cuenta que ya me la comí toda.
Ya casi sale el sol, y la epifanía bardeó.
Buenísimo.
Queda un poco de noche todavía, y el Cuco apagó la luz del departamento.
Pobre tipo.
Es cuestión de principios, el Cuco es Cuco.
El Cuco asusta... y come... y mata; la noche precede al día, y la epifanía viene con birra y no con Coca.
No importa, a veces las cosas se derrumban, y otras se caen.
¿Y las caretas?, ¿Y ahora?
Alguien apagó la música.
¿Bailamos?
No son las 3 de la mañana, pero soy un maricón. No es una reflexión, es una de esas mierdas que hago.
Bien, todo bien.
martes, 5 de abril de 2011
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1 comentario:
La fascinación me deja estúpido y mirando, atontado... Y no sé si persigo al Cuco para preguntarle alguna huevada... O no sé si me encadené al departamento de puro capricho o si me calienta tanto la Luna que no puedo dejar de mirarla. Asimilar mundos es morir más de una vez y no creo que haya vida que soporte tanto.
Me quedo tranquilo, vos decís lo que yo quiero y mejor... Y eso que me esmero y es mi oficio. Pero seguís firme.
Y yo no me banco una.
No. NI UNA.
Bailamos.
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