viernes, 27 de diciembre de 2013

The man who sold the world


Una lista de cosas que no le importan a nadie (al final, me voy a terminar haciendo una cuenta de Twitter):

-El que se toma la política como un juego puede ser muy inteligente, pero también muy mal tipo. O sea... muere gente, creo. Y es culpa de todos. Creo.

-El primer tema del último disco de los Ramones es un cover y se llama "I Don't Want To Grow Up". Por eso, y sólo por eso, debería ser catalogada como la mejor banda de rock que existió, aunque los Ramones no me gusten.

-Cuando sos adolescente pensás que el mundo es una mierda y, a veces, con eso en mente, respondés violentamente a lo que ese mundo te ofrece. Con el tiempo crecés (nunca de manera absoluta), y empezás a interactuar de otra manera con él... pero no porque dejes de pensar que todo es una mierda, sino porque empezás a entender las razones por las cuales, este mundo, es una mierda. Y entonces empezás a usar remeras lisas. Que es casi como que te callaras, pero no.

-Si me decís que soy un obsesivo de mierda y que eso me va a matar, no utilices mi obsesión cuando la necesites para sobrevivir. Eso es ser hipócrita. Pero está todo bien. En serio.

-Es mentira eso de que de las experiencias malas se aprende más que de las buenas... eso pasa sólo cuando tu visión de la vida es una mierda porque, de esa manera, te prepara mejor para una vida de miedos y miserias.

-Tenemos que tratar de no sacar discos, por lo menos, por dos años.

-"Lo bueno, si breve, dos veces bueno". Alguien que me explique esto. No, mejor a mí no, no hace falta. Que se lo explique a mi novia, por favor.

-Las corporaciones son el futuro, nos guste o no. Bah, a mí no me gusta. Pero tampoco me gusta pensar el amor... es más, me da asco pensar el amor. Así que no sé... fijate qué te parece esta idea de las corporaciones y decíme.

-Neil Gaiman es el Yayo de los escritores de comics. Pensálo. Si es que sabés quién es Yayo (y Neil Gaiman). Sino hacé como que no dije nada.

-¿Quién es Milani?

lunes, 23 de diciembre de 2013

La distancia




- Sí, ¿viste esas películas dónde hay fiestas?... bueno, yo ni me acuerdo como entré, siempre me acuerdo de esa parte donde estoy a punto de tranzar con Rodri... ¿te acordás de Rodri?, era mas feo que la mierda... jajajajaja... pero bueno, y ahí, me tuve que ir a vomitar. Así que sí, nunca estuve con él... siempre te dije que sí, pero no... jajajajaja. No. Una boluda, ¿no?
- Sí, ja.
- ¿Y vos?... siempre me esquivás esos temas...
- Sí, no. No... está todo bien.
- Sí, ya sé. Pero qué... ¿no tenés nada "vergonzoso" que me hayas ocultado?, ¿nunca?. Nunca me quisiste hablar de la chica esa de Costa del Este. Esa que me dijiste que fué "tu primer beso".
- Sí.
- ¿"Si" qué?
- La verdad, que no quiero hablar de eso. Ya casi llegamos, dormí tranqui. Te aviso para abrir la cochera.
- No, dale... no me hinchés las pelotas, che... con vos siempre es lo mismo... yo me acuerdo de cómo me jodías con estas cosas antes...
- Sí, ya sé. Era un boludo... pero ya te pedí perdón.
- Y bueno... pero no importa, dale. Dale, decíme. Contáme lo de esa chica. Dale.
- No sé.
- ¿No sé qué?
- Que no la conozco, ¿contenta?
- ¿Cómo?
- Que no la conozco. Que no existió.
- No me jodas.
- No, en serio. No la conocí nunca. ¿Ya está?
- Ni a palos. Dale... ¿por qué me vas a inventar algo así?. No tiene sentido.
- Bueno, sí. Ya está. Perdonáme. La verdad que es una pelotudez que me jodas por esto. Yo no hincho con estas cosas. Ahora estas así, como habladora, porque te tomaste tres "Dr. Lemon" de más.
- No te creo.
- No, si... estoy seguro que te tomaste dos de más. Por lo menos.
- No, eso no. Lo de la piba de Costa del Este.
- Ya te dije.
- No te creo.
- Bueno, está bien. Basta. Ya está. No la conocí en serio.
- ¿Posta?
- Sí. Existió. O sea, yo no la conocí. Pero existió.
- ¿Cómo es eso?
- Sí, bueno... me escribí varias veces en la arena de la playa, con conchitas de esas que hay ahí. No sé. Encontré un mensaje que decía: "¿hay alguien ahí?", y contesté, puse "sí". Y al otro día me contestó. Y así por un par de días. Hasta que me fuí de Costa del Este. Nunca la conocí. Y, obvio, nunca le dí un beso. Todo mentira... ¿ya está?
- Es como patético. ¿Y si era un hombre?
- ...
- Claro, un hombre. Capaz que te "mandabas cositas" con un hombre.
- No, no creo. Hablaba como una mujer.
- ¿Con cuántas mujeres habías hablado hasta ese momento?
- No sé, con pocas.
- ¿Eso fué antes del "¿Cómo andás?" de la piba esa mas grande?
- Sí.
- Entonces no sabías como hablaba una mujer. Ni en pedo. ¿Qué te habías escrito?
- ¿Seguís?... sos una forra, loco. Encima me decís patético. Patético es que te traten como una puta tus compañeros.
- ¿Cómo?
- No, perdón, en serio. Perdón. Ya fué.
- No, perdón las pelotas. ¿Ves que seguís siendo el mismo pelotudo al final?, ¿qué es lo que te jode?, estoy con vos hace como diez años... ¿qué mierda te importa lo que hice con mi vida antes?. Sos un pelotudo, era una joda nada más. Eras chico... me gusta saber cosas de vos, pero nunca te juzgaría.
- ¿Ah, no?, me dijiste patético. ¿Eso no es juzgar?
- Boludo, me mentiste sobre tu primer beso, y encima lo que hay por detrás son mensajitos pelotudos con alguien que pudo ser un pibe, que te estaba hinchando las pelotas.
- Y vos eras una puta.
- No estuve con otra persona que no fuera con vos, forro.
- ¿Y Marquitos?
- Me lo tranzé. Nada más.
- Pero te trataba como una puta. Como una cosa. Yo jugaba al fútbol con él, ¿no te acordás?. Me daba mucha verguenza... una vuelta hasta lo colgué de una patada, de la calentura que me daba.
- ¿Y seguís pensando que eso estuvo bien?
- No sé. Puede ser.
- Dale, por qué vos no me querías coger cuando me conociste... ¿cuál es la diferencia entre él y vos?, ¿vos no canchereabas?
- No.
- ¿No canchereabas?
- No, eso sí. A veces. Coger no. No quería coger.
- Porque te daba miedo.
- Puede ser.
- ¿Entonces?
- ¿Entonces qué?
- Enojáte con tus "problemitas", no conmigo ni con los demás.
- Sos una mierda.
- No, no soy una mierda.
- Sí, sos una mierda. Puta.
- Pelotudo, andá a hacerte la paja pensando en el vagabundo que te escribía cosas en la arena. Bobo.
- ¿Tanto te jode pensar que me pude haber enamorado de otra mina?
- Jajajajaja... no te enamoraste, boludo.
- Sigo enamorado de esa mina.
- ...
- Sí, estoy hinchado las pelotas de toda esta mierda. Sí, tengo un montón de quilombos, pero intento no joder a nadie. Y cuando jodo pido perdón. El resto me hace mierda de a poco, y me vivo bancando los berretines de todo el mundo. Como un boludo. Y sí... estoy enamorado de esa piba.
- No puedo creer que me digas esto después de todo lo que hice por vos.
- Me quiero ir.
- ¿A dónde?
- No sé. Me quiero ir. Yo no quería esto. Yo no quería volver a casa a la una de la mañana, sobrio, transpirado, a dormir a una casa que me da problemas con una mujer que me trata como un boludo cada vez que puede.
- Bueno, pará. Me parece que ya se fué todo al carajo...
- No, pará las pelotas... ¿sabés lo último que me puso la mina de Costa del Este?... ¿sabés?, no, ¿no?... no sabés una mierda.
- Sí que se... estás cansado. La verdad que si sabía que esto iba a terminar así...
- "No te conozco, pero te quiero"... eso me dijo. Y yo esa noche no supe que responder. Me fuí a acostar, pensando en levantarme a la mañana temprano, tipo 7, para llegar a ir a la playa y escribirle algo. Pero sobre todo explicarle que yo quería verla, pero que me iba a de la ciudad. ¿Y sabés qué?...
- Dale, ya está, estás llorando... pará un poco.
- Antes de dormirme, me hice una paja. Y me acosté. Re cansado. Y al otro día, me levantó mi vieja para decirme que nos íbamos, que ya estaba el auto armado y que faltaba yo nada más. Me dió verguenza decirle que me esperara. Y me fuí. Ese día me cagué la vida. Estoy seguro.
- ¿Y yo?... ¿todo lo que te dí?, ¿tan mal te hice?
- No, pero yo estoy mal. Y nunca me sacaste del pozo. O algo así. Estoy hecho mierda. No sé qué me pasa.
- Dale, no llorés mas boludo.
- No, no hago nada de lo que debería hacer. Siempre me arrepiento.
- ¿Estás arrepentido de hoy?
- Sí. Estoy arrepentido. Estoy arrepentido de no haberle escrito nada a esa piba. Ojalá no le haya cagado la vida. Capaz su pareja, en este momento, le está diciendo que el pibe que le escribía en la playa, era un pelotudo que la estaba jodiendo. Y eso me da bronca. Porque el mundo es eso... boludos diciéndole a otros boludos que el resto son boludos. Y yo ayudé a eso.
- ¿Pero y hoy?
- Que sé yo "hoy"... no sé, "hoy" no sé. Hoy pasó. Ese día de la playa no pasó nunca. De vez en cuando me acuerdo... y me quiero matar. Y quiero que todos los demás se quieran matar. Perdón por decirte puta.
- Está bien... no pensé que te ibas a poner tan mal.
- No pasa nada.
- Bueno, ¿me abrís la cochera?... ah, che, yo guardo el auto y voy a comprar un heladito acá a la estación de servicio. Voy y vengo.
- Dale. Te espero en la cama... y si querés charlamos, que me hace mal verte así.
- Dale.

Nunca volvió de comprar el helado.
FIN.

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Muerte en el diván (y en el mundo)


Esa mañana la televisión avisó que era el fin del mundo. Que en el transcurso del día todo se iba a acabar y que nadie podría escapar. Cuando me enteré de eso, saludé a mi señora, a mis gatos, a mi perro, a mi pc, a mis comics, a mis luces y a mi inodoro y salí a tomarme el 24 a la esquina. No lo pensé. Y me fuí.
Si no hay escape, no hay amor. O eso pensaba.

Desde arriba del colectivo, ví una paloma muerta. Y una nena que la golpeaba con un palo. También ví unos nenes tirándose agua con una manguera en el medio de la vereda. Y un viejo leyendo el diario en la puerta de sus casa. Y unos tipos gritándose de auto a auto. Y negocios con gente hablando en la entrada. Y ranas. Vi tres ranas en todo el viaje. A mí me dolía la cabeza, pero igual me podía reír de esta gente... porque era el último día de la humanidad y ellos seguían haciendo lo mismo que todos los días. Seguro no se habían enterado. O eran unos miserables... ¿cómo podía ser que sin ningún tipo de presiones no decidieran hacer otra cosa con sus vidas que no fuera lo que hacían siempre?

Llegando a la casa de ella, no pude evitar pensar en lo que perdería, de una forma u otra. No quería perder nada, nunca quise. Siempre había sido un nenito de mamá, pero ese día tenía aún menos sentido pensar en las pérdidas. Toqué el timbre de su casa y me dí vuelta para mirar la calle. Y además de autos, vi ranas. Bastantes ranas saltando entre los autos. Y debajo de ellos.

Me abrió la puerta y me dió un beso en la mejilla, esquivando mi boca (que buscaba la suya). Me hizo pasar rápido, y cerró la puerta detrás de mí. Me dijo que la esperara en el living, ahí, donde tenía un televisor gigante y unos sillones que, según las leyendas, eran super cómodos (yo nunca lo había comprobado). Me senté, me tomé un migral para el dolor de cabeza, y le mandé un mensaje al único amigo que consideraba un amigo. Sé que le escribí para despedirme, pero no recuerdo las palabras exactas. Terminé y me limité a esperarla recostado sobre un costado del sillón. Muy cómodo.

Cuando volvió, parecía nerviosa. Me empezó a gritar cosas del novio y de un perro que tenía. La escuché. En realidad, pretendí escucharla... porque yo, ahí, estaba por una sola cosa.Y no era escuchar. A nadie. Pero la pude calmar. Me pidió que me quedara en la casa, que esperara al novio para charlar. Que no podía enfrentar esa situación sola. Le prometí que me iba a quedar. Le pregunté cuánto faltaba para que volviera el novio y me contestó que llegaba en 2 horas. Y yo no quería escuchar mas nada.

Nos movimos del sillón a la mesa de la cocina, y nos sentamos. Mientras ella hacía café, me contaba de lo asustada que estaba. Yo la intentaba calmar con las pocas herramientas que tenía: relativización de las cuestiones, reformulación de las preguntas hasta llegar a un nivel de abstracción absurdo pero tranquilizador, y algún abrazo en el medio. Cuando terminó de servir el café recién hecho y se sentó a la mesa conmigo, le tomé la mano y la acaricié. Le dije que se "veía bien", y que todo iba a mejorar (yo sabía que eso no era cierto, pero lo dije con una confianza casi inverosímil que generó una sonrisa en su cara). Le dí un beso que no intentó esquivar. Agarré su cabeza desde su nuca, y bajé lentamente mi boca por su cuello, rozando suavemente su piel con mi lengua. Sentí que ella vencía su cuerpo al momento.

Nos movimos, nos agarramos de los pelos, y nos golpeamos contra la mesada de la cocina, contra la mesa y la paredes. Nos besamos mordiéndonos. Ella gritó. La empujé contra el sillón y le saqué la tanga. La penetré con mucha fuerza, y ella volvío a gritar. Y me abrazó mucho mas fuerte. Me dolían sus uñas en la espalda, pero no importaba. Sólo entendía que me gritaba "Pendejo de mierda... mas fuerte". Debía ser mejor, debía ser mas grande. El jadeo era cada vez mas desesperado, y yo sólo podía continuar, cada vez mas violento. Levanté la mirada y ví por la ventana como un ejército de ranas se acercaba a la casa. No pude aguantar mas la tensión, y eyaculé dentro suyo, como nunca lo había hecho. Ella no pudo mas, y lloró. Y yo me reí.

Me abroché los pantalones mientras ella estaba en el baño. Dí un vistazo a todo el caos que habíamos generado y salí de la casa, sin saludarla. Ya afuera, en la puerta, no pude darme cuenta por dónde habían desparecido las ranas que ví por la ventana.
En la parada, esperando no recuerdo qué colectivo, para ir a no se dónde, leí la respuesta de mi amigo al mensaje que le había enviado. Tampoco recuerdo que me había escrito, pero sí lo que le terminé contestando: "al mas digno".
Ella se llamaba María y su novio se llamaba Damián. Aunque a nadie le importe.
Ese día me convertí en padre. Y mi hijo se llamó Bruno. Aunque a nadie ya le importe.

lunes, 9 de diciembre de 2013

Un T-Rex haciendo una cama


Le dijo a su novia que se iba a juntar con los pibes y le dijo a los pibes que se quedaba con su novia. Pero, le era claro, él no podía hacer ninguna de las dos cosas. Es largo y, si querés, te lo cuento en otra oportunidad... pero algo le pasó... un evento que supuso definitorio en su vida lo hizo repensar muchas cosas. Lo hizo intentar recordar el hilo conductor de su vida, para descubrir en qué se había convertido, y se dió cuenta que no podía hacerlo... que su vida estaba llena de huecos, lugares distantes, sin conexión, o conectados a través de una lógica arbitraria que le resultaba ajena. Pero también se dió cuenta de otra cosa: lo único que podía recordar momento por momento, imagen por imagen, y charla por charla eran los velorios. Así que cuando siente que no puede retener su vida, que se le escapa, sale de su rutina a crear recuerdos. Siempre hay alguien que está muerto en un cajón los viernes a la noche.

Frenó el auto a unos 30 metros de la casa de velatorios elegida. Se bajó y caminó hacia el lugar, con una indiferencia (casi) ficticia. Si lo conocieras fuera de ese contexto, te llamaría la atención que se sintiera tan cómodo... ya que no tiende a sentirse tan seguro en ninguna otra parte. Yo te explico... es que descubrió que en este tipo de "eventos", la gente no es como en el resto de los momentos de su vida. Siempre le pasa que cuando entra, si se queda "en el molde", no pasa nada. Nadie le hincha las pelotas... y eso le genera una tercera personalidad... segura, canchera y despreocupada, que no tiene ni aún cuando está en reuniones de amigos donde, paradójicamente, se encuentra muchas veces siendo el centro de las miradas... teniendo que bancar la parada con chistes y pelotudeces varias. Y para hacer frente a eso, tuvo que crear una segunda personalidad que lo ayude aguantar esa presión. Igualmente, si le preguntás sobre esas personalidades "extra", no te las va a aceptar de ninguna manera.

Entró a una sala (la que menos cantidad de gente podía observar desde la puerta). Saludó a la gente que estaba charlando, sentada en un sillón, cerca de la entrada. Se acercó al ataúd rápidamente, sin mirar mucho al resto de las personas que andaban por ahí y vió al costado del cajón a una señora que no debía tener mas de 40 años, llorando a un tipo que tenía esa misma edad. No esperaba que el muerto fuera tan "joven" (no le hubiera parecido joven hace unos años... pero aceptó su edad (tarde, como siempre, pero la aceptó)). "Ni a palos tiene mas de 42", pensaba mientras se acercaba a la parte abierta del cajón. Se quedó mirando la expresión de nada en el rostro del muerto durante un rato, pero aunque quería, no podía evitar escuchar el llanto de la señora, a unos 3 metros del féretro. Sabía que ese sonido le iba a quedar pegado en la cabeza... y eso le sacó una sonrisa. Por dentro.

En esos lugares, lleno de gente que no tiene nada que hacer entre medio de gente que no sabe que hacer, está la vida. O eso piensa él. Y no tiene que ver con que haya un muerto ahí, no-esperando ser enterrado... es que, ahí mismo, por alguna razón oculta, está la reflexión de que todo pasa. En serio. Que la vida es un rato, pero posta. Y que los huecos, los podés llenar con lo que quieras, pero para los demás siempre va a terminar siendo mierda. Y eso no es triste... porque triste es que se te muera alguien. Porque nunca, nunca puede ser que le hayas dicho todo lo que querías al que se te murió. Y eso sí es triste. O eso piensa él, mientras un viejo le cuenta que a Carlitos Menem Jr. lo mataron los judíos marxistas extraterrestres de la CIA. Lo siguió escuchando un rato largo, con muchas ganas, mientras pensaba en que los huecos son eso... huecos. Y nada mas.

Se sentía cómodo con una idea que estaba cerrando muy de a poco, entre los llantos, las miradas raras de algunos familiares y la historia del viejo sobre los judíos que no querían que Argentina sea una potencia. Pero no podía darle el giro... había algo que faltaba. Estaba ahí para observarse fuera de la comodidad, pero algo faltaba. Necesitaba que algo girara, que le permitiera crear un puente entre ahora y antes (o después). Quería poder contarle a su novia, cuando llegara a su casa, que se sentía bien. No tenía por qué mentirle, simplemente decirle lo bien que se sentía... y nada mas. Porque en la indefinición se sentía bien. Y, aunque sepa que no me estás entendiendo, no sabría explicarlo mejor.

Y cuando el momento se volvía cálido... y cuando todo era raro (pero bueno), un frío entró por la puerta. Un viento extraño... cargado de tensión, que pareció buscarlo particularmente a él. O eso pensó mientras el frío lo recorría desde la zona estomacal hacia arriba y hacia abajo de su cuerpo. Y, si bien fué extraño, se sintió bien la contracción. Y el pedo salió. Sin pedir permiso. Y el ruido que se generó por el paso del metano a presión entre sus nalgas, desdibujó la situación. Todos lo miraron y algunos se rieron. Sobre todo el viejo que estaba a su lado. Él también se río. Los miró a todos a los que estaban en la sala, saludó, y se fué del lugar, riéndose violentamente.

Encontró el giro: un pedo en un velorio.
Era tan simple como un pedo un velorio... pero ojo, él no se terminó de dar cuenta hasta muchos años después. Después de muchos pedos. Y muchos sepelios ajenos.
Siempre pasa que aceptamos las cosas tarde.

jueves, 5 de diciembre de 2013

Dulce de leche con Migral


"Mirá... yo te la voy a hacer corta. O sea, te tiro la posta y vos arregláte. Si tanto me buscaste, ahora curtíte: para mí, vos sos un pelotudo. Pero en serio. Así, de los grosos. Te hacés el capo, bardeás a todo el mundo que tiene algún tipo de ideología... que defiende algo, dice algo, o hace algo "en serio". Sos un forro, y te voy a decir por qué: porque tenés miedo. Tenés miedo que si decís algo en serio, caiga el piberío a bardearte y encontrar los puntos flojos de tus ideas. Un vago con complejo de inferioridad. Llegaste a un punto donde te sentís cómodo, donde como nadie sabe que pensás en serio, todo es permeable, y encima podés bardear a los demás casi sin que se den cuenta. Pero yo me doy cuenta que sos un narcisista de mierda... que para vos es mejor conseguir mantener cierta paz, aún en la quietud, si por lo menos "parecés" distinto. Claro... el señorito no va a andar pensando lo mismo que el resto, compartiendo "algo"con esos tipos que son "comunes". No, el señor es distinto, quiere ser especial pero no sabe cómo. Entonces bardea. Post-adolescente retardado. Ah, y lo que escribís y el resto de las pelotudeces que hacés, son todas una mierda. No tenés talento, chabón. Nada. No escribís bien, no tenés nada para decir interesante... y menos podés ser músico. Nunca le dedicaste tiempo... seguro que te la pasabas haciendo la paja mientras otros tipos se hacían de un oficio y aprendían. Te hacés el pendejo y tenés la barba llena de canas... que seguro te arrancás, para que no te digan señor. "Señor": te asusta, ¿no?, porque no hiciste nada de tu vida, ¿no?... seguís buscando la salida de emergencia, por algún lado... pero eso ya se te pasó. Ya se pasó, aceptálo. No hinches las bolas ahora, pisando los 30, pensando que por tocar la guitarrita y dedicarle 15 minutos de tu vida de mierda vas a poder ponerte a la altura de lo que exige la cultura... ¿ves que sos un forro que se cree mejor que el resto?, si no fuera así, darías un paso al costado. Sos un forro y un pelotudo. Y no tenés huevos para bancártela. Cagón... si tuvieras, aunque sea un poco de huevos, aunque sea un poco, pensarías la forma de arreglar lo que te molesta o hacer lo que querés, peeeero claro... "no importa, porque total, nada importa"... no sé si sos mas forro que pelotudo. Vos esa no te la creés, pero es mas fácil que hacer el intento y fracasar. Te pensás que desde esa altura que te da el cinismo extremo, desde el "no vale la pena... ¿no te das cuenta?" podés sobrevivir, tratando de pelotudos al resto. Pero no. Si por lo menos todo esto lo hicieras para coger minitas, te bancaría. Un poquito... pero te bancaría. Ni eso, loco... ni eso. Fracasado. Garca. Cagón. Pelotudo. Pegáte un tiro y dejános de hinchar las pelotas, forro."

lunes, 18 de noviembre de 2013

No es tiempo de moralejas (La senda del Bien)


Una lista de cosas que no puedo poner en Twitter porque me denunciarían el perfil por insensible o degenerado (o por ser amigo de Durán Barba). La gente del pajarito no son como los bloggeros, a los que no les importa una mierda nada:

-Aguante la violencia de género siempre y cuando hablemos de la mujer como objeto en un programa para toda la familia. Pero aguante hasta ahí...no lleguemos al femicidio. Eso no. Eso es caca.

-Si al fútbol le sacás la proyección de las miserias personales convertidas en identidades sociales, son 22 boludos atrás de una pelota. Y un montón de plata.

-Si al rock le sacás las miserias personales convertidas en ego, se convierte en música. De la buena.

-Yo digo, no... con el tema este de que las religiones se "aggiornan" (la boludez esa de que hace un par de años quemaban gays y hoy dicen "que cada uno puede hacer lo que quiera", y eso): ¿por qué ya que están, no se modernizan y le ponen un holograma a la religión verdadera y se dejan de joder con lo de la "fe" y la supuesta necesidad de la elección?. Reglas claras, muchachos.

-Nunca se olviden que un pederasta también es un ser humano... es más: es un padre, un hermano, o un tío. Y si no me creen, pregúntenle a mi hermana. O al abortista de la familia.

-Cuando vuelvan a tener 13 años y una piba mas grande que ustedes (que está re buena) se les acerque para hablar (aunque en el fondo sepan que es para joderlos), nunca, pero nunca... a la pregunta "¿Cómo andás?", respondan con un "con los pies". Yo sé lo que les digo: pueden terminar con su vida sexual frustrada, en soledad, y terminar enamorándose de alguien. Y eso de la vida. Y cosas.

-No tiene nada de maduro estar enamorado. O bardear a la gente que te lee. O hacer chistes sobre pedofilia, violencia de género, fútbol, rock o religión. Pero lo de "las mariposas en la panza", la verdad, es que es la apoteosis de la infantilidad.

-Me gustaría terminar con un chiste de judíos. Pero no pinta.

viernes, 1 de noviembre de 2013

Un "just a ride" y mil "greatest hits" de un día en la universidad de los moralmente superiores


A él le gustaría que supieras que cuando habla, lo hace la mitad en serio, y mitad en joda (y mitad no sabe). Pero no es que te quiera tomar de boludo... es algo así como un método de defensa. Posta.
Vos ya sabés lo que piensa de lo que escribe, pero al mismo tiempo lo publica... así que es como paradójico. Triste un poco, capaz. Pero es que es muy probable que no sepas la tensión que se genera cuando una sensación lo habita completo. Y eso suele suceder cuando está en un lugar donde no puede escribir, cantar, gritar (o lo que sea). Aún así, intenta no perder las ganas, la chispa: cierra los ojos con fuerza, intentando mantener la idea... la asocia con un ruido, con una canción, con una imagen, con un olor. Intenta que se quede ahí, que no se vaya hasta llegar a un lugar cómodo y bajarlo... escribir y nadar en esas palabras, dejando atrás el contexto, los problemas, y eso. Pero no. Siempre no, porque no es lo mismo su casa que un bondi. Él, de alguna manera, cambia dependiendode en qué lugar se encuentra: en el bondi es un buen tipo, y en su casa, un proyecto de humúnculo retorcido y asexuado. Un hijo de puta rencoroso, básicamente. Y desde ese lugar se complica empatizar con alguien.

Calculo que todos sabemos de hijos de puta, ¿no?: ese tipo que está obsesionado con su propia mierda, que caga y le parece estéticamente disfrutable. Y te lo comparte. Y se caga, literalmente, en lo que a vos te importa, o te pasa. Está obsesionado en su propia mierda sin saber que, al final, la mierda es mierda.

Me imagino que ser un hijo de puta debe ser interesante, me imagino lo siguiente de sus vidas, a cada paso: "un tigre dormido, a la vista, a sólo dos metros del único camino posible por el que se puede avanzar... sólo queda cruzar por enfrente del depredador dormido evitando respirar, rezando para que no despierte... todo reducido al azar, a algo que es imposible de analizar, manejar. La vida jugada en cada momento, en cada decisión, pero sin el verdadero control de la situación". Una vida de mierda, vamos. Están para nosotros, y no los apreciamos. Somos una mierda.

"Pasan los mecenas,
pasan los censores,
pasan hipócritas y moralistas,
tiempos peores y tiempos mejores,
quedan los hijos de puta."

Esa señora con cara de orto, que lo miró mal cuando se subió al bondi y a la que estuvo a punto de putear por empujarlo, ve pasar a un Adonis de pibe... y se pone a llorar. Y él se pone mal... es que nunca pidío ninguna responsabilidad. Nunca quiso tener que ver a esa hija de puta, casi llorando, perdiendo fluídos desde su vagina, por culpa de su frígida vida de mierda. Bueno... eso pasó. Él la vío llorar cuando vió pasar al pibe re lindo ése. Lo otro calculo que lo inventó.

Ahora: ¿alguien le pregunta a los hijos de puta cómo se sienten... qué les duele?
Se dió cuenta que el hijo de puta no hace el amor. Pero el hijo de puta tampoco coge. Porque el hijo de puta no es un ser humano... piensa en él, el foco siempre está sobre él. Cuando mueve el foco, el hijo de puta, llora. Puede hasta llorar por otro hijo de puta, cuando se da cuenta lo choto que es uno cuando impone una visión hija de puta sobre la vida. Todo eso me contó. Eso, y que debajo de la piel somos todos iguales. Pero algunos somos mas iguales que otros.

jueves, 10 de octubre de 2013

Un blog, en el fondo, de humor


Nunca tendría un hijo... podría terminar siendo una persona parecida a mí. Es mas... es altamente probable que eso pase: no confió en nadie, la televisión me parece un criadero de seres disfuncionales, miserables y autómatas... tendría que educar yo mismo a ese cachorro de humano... y, carajo, ¿cómo mierda podría criar algo yo sólo, evitando mi propia influencia de mierda? No, no puedo. Por eso nunca tendría un hijo. O capaz que sí... si recupero la confianza en el resto de los seres humanos calculo que mejoraría la visión que tengo de mi persona y mi vida. Pero no creo. O sea... acabo de ver un coso de una piba que está perdida, y no compartí la foto... ¿por qué no la compartí?, ¿por qué sigo escribiendo esto?: ¿porque soy un boludo?... eso sería la respuesta para todo lo que hago mal, o hago sin ninguna búsqueda de coherencia... las cosas que hago, simplemente, porque "me sale así". ¿Cómo mierda puedo criar a un hijo así?, ¿y encima rodeado de gente que actúa de igual manera?. No, pero es que no tengo la solución... porque también me recontrahincha las pelotas el tema de "la conciencia" al usar (o abusar en cualquier caso) de un espacio compartido, como esta mierda: no quiero tener que pensar en los demás... si quiero poner una foto del sorete que cagué hoy al mediodía... ¿por qué mierda tengo que pensar en mi "responsabilidad social", mi autocrítica para con lo que lanzo al mundo?... es un SORETE. Nada más. Si quiero subir un texto de mierda, sin ningún valor artístico... lo subo. No voy a pensar en el arte. No voy a pensar en vos, ni en tu hijo. La verdad es que ni pienso en mí. Y no sé si eso está bien. Pero me sale.
No importa... un berrinche mas. Ahora comparto la foto de la piba perdida y gano un par de puntos en el juego de la vida... no, en serio, lo voy a hacer, pero sin seguridad... que se yo que está bien o qué está mal: es que te tiran al mundo, así... sin una verdadera posta en la espalda.. con gente que te cría sin saber que mierda hacer con su vida y, de repente, te tienen a vos, con tus problemas... sin poder renunciar nunca a esa responsabilidad. Y te tienen que dar la ilusión de seguridad. Y, con el tiempo, te das cuenta que eso es muy triste. Que se yo... es triste. Pero no tengo una solución. Que se yo... mis viejos siempre hicieron lo que pudieron, se rompieron el orto zarpado, y yo acá quejándome de pelotudeces. Soy un pelotudo. Y un irresponsable.
Es que, posta (y con esta termino): ¿no sería mas fácil si alguien tirara, como quién no quiere la cosa, las reglas del juego... que todos supiéramos como es la "movida" esta de vivir?... yo tiro la pregunta así... como quién no quiere la cosa.
Lo peor de todo es que toda esta pelotudez no es la peor excusa que se me ocurrió para no tener un hijo. Hubo peores. Posta.

jueves, 3 de octubre de 2013

Ph´nglui mglw´nafh Cthulhu R´lyeh wgah´nagl fhtagn


Una lista con cosas que no puedo poner en Twitter (porque no tengo):

-No es que EL artista quiera ser un soberbio dolor de huevos, es que le sale así... es que está acorralado.
Vos pensá: son una minoría... la sociedad les pide que sean cajeros de Carrefour, arquitectos o recepcionistas en un consultorio. Y ellos no... ellos quieren vivir mejor. Y la sociedad eso no se lo banca, los denigra... porque la mayoría de nosotros vive como el orto... con laburos de mierda que nos licúan la dignidad. ¿Nos molestan tanto porque siempre hablan con las respuestas a todo desde un altar o nos hablan así porque los denigramos y les decimos que se dejen de hinchar las pelotas?... ¿eh?, ¿EH?.

-La honestidad está sobrevalorada: los que dicen todo a la cara es porque no dicen nunca lo que piensan.

-El bloggero no sirve para nada (salvo para tener un blog (y algún laburo en serio que le dé de comer)). Si sirviera para algo sería columnista o escritor, poeta o comentarista de "Fútbol para todos". Es que... vida, lo que se dice VIDA, no tiene. Bueno, también puede subir cosas al facebook que total los amigos son buenos y le ponen "me gusta" a sus boludeces.

-Si una mina me hace "hojito" en el subte (o mantiene un cruce de miradas con una sonrisa) no significa que "todavía lo tenga" a mis 28, gordo, dejado y asexuado... porque en realidad nunca lo tuve. Vamo'... si alguna vez lo hubiera tenido no estaría a los 28, gordo, dejado, asexuado... y haciendo esta lista.

-Ser anti-pelotudo no significa ser kirchnerista. Pero no ser un pelotudo tampoco significa ser zurdo (o creer ser mejor que el resto, que es casi lo mismo).
Tampoco ir a una marcha con Cecilia Pando significa ser un pelotudo. Pero le pega en el palo. Y entra.

-El día que inventen la pastilla de la inmortalidad se acaba la presunción del arte. A nadie le va a importar un carajo trascender. Un carajo.

-El otro día alguien me dijo: "¿para qué mierda aplaudís al final de la película en el cine?... ¿pensás que Whedon está en la puerta esperando para ver si la gente aplaude? Pagá la entrada y dejáte de joder". Y tiene razón. Que boludo que soy.

-Che, ojo que que puedas escribir sin faltas de ortografía no significa que seas escritor. Pero tampoco hacerlo con ganas te convierte inmediatamente en un artista.

-Messi no es tan bueno como dicen. Bah, eso dicen algunos. Ni que me gustara tanto el fútbol como para averiguar si es verdad.

jueves, 19 de septiembre de 2013

Los nerds son la última esperanza del capitalismo. Y, por lo tanto, de la humanidad toda.


Estoy volviéndome una persona cómoda con la distancia. Pero no lo digo con nostalgia. No, en serio... lo digo porque, en realidad, me siento muy bien con la visión que los demás tienen de mí desde lejos. Las personas que me importan y que quisiera ver, se sienten mejor con mi versión chiquitita, en el horizonte. Y yo no soy quien para hacerlos cambiar de idea. Ni que fuera el mismo que ellos creen que soy.

Pero desde allá, aunque no quieran, pareciera que disfrutaran de prender fuego cada idea.
10 años y 1000 han pasado, ya. Debería estar acostumbrado.
La miseria tal vez fué exagerada... pero nunca pude concentrarme. Entendéme.
Nunca pensé que no iba a  lograr nada en mi vida.
Ya pasó.
Las decisiones se hicieron moneda corriente, fueron 1000 y fueron una.
No te puedo ver bien, entre tanta cosa brillosa.
Me quiero ir. Otra vez. Y es cíclico. Y es poco maduro.
Madurar es de inmaduro.
Ojalá tuvieras porro. Posta.
Aparte, como te decía... el espía falló... pero era cantado que iba a pasar eso. Si viste dos películas en tu vida, te diste cuenta al toque.
Ojalá no tuvieran problemas. Digo, por mis amigos. De ellos estoy hablando.
Me voy a morir así, como hoy.
Soy.
"¿Me enseñás a ser feliz?"
Ojalá no tuviera guita.
Dictatorshipfriendly.
Todo lo que hacés vale. Posta. No sé cuanto... pero eso no importa, ¿no?
1000 pesos en el bolsillo trasero del pantalón.
Estoy mal, pero ya se me pasa. Tranquilo. No me llames. Ya se pasa.
Dulce.
No todo tiene precio, ¿no?.
Cuando compro, sólo me venden mas fuego. Y mi agresividad no es mas que la respuesta a eso.
Hitler es un personaje pintoresco, casi "pop". Era un buen amigo, dicen.
"Te doy todo, posta". O eso quisiera decir. Pero no. Ya está. Que va a ser. 
No te acuerdes, pero fijate bien entre líneas.
"Un kilo de cremoso. Sí, el mas barato."

Todo bien, era nomás para decirte que, la verdad, me gustaría que no me llamaras para mi cumpleaños... que así se me hace mas fácil digerir lo mal tipo que soy cuando me olvido del tuyo... y salta la ficha.
Pasa que siempre me desvío del tema.

"Yo tengo precio. Ya lo acepté."

domingo, 25 de agosto de 2013

La ficción y la necesidad del drama mas grande que la vida misma (un análisis del posmodernismo en los comics mainstream norteamericanos)


Debería ser honesto: siempre sucede lo mismo, por mas que empuje, que grite, que rompa... siempre ganan todos.
Correr al medio, marcar la cancha, separarlos, desmagnetizarlos. Eso debería hacer, piensa.
"Es otra piba caliente mas", piensa que el galán piensa de ella. "Qué lindo que es, cómo me gustaría despertarme al lado de él mañana" piensa que la piba con la remera de "Editors" piensa del pibe. "Que cagada", piensa él en una esquina, recostado, lento y medio borracho.
Siempre, en cada una de estas situaciones, sabe que podría llegar como un caballero andante, con su armadura de perdedor y decirle a esa piba que le enamoró la verga y el corazón a partes iguales, que los galanes, como el pibe ese que le saca mas sonrisas que un capítulo de Family Guy en ácidos, son eso y nada mas: galanes... viven para eso, mueren por eso. Piensa un rato, toma un poco mas de cerveza, y promete muchas cosas. Promete, sobre todo, irse de la fiesta, esta vez temprano y medianamente sobrio.
Ve de refilón a Lu entre la multitud y la evita monumentalmente... no quiere hablar con nadie de sus miserias. Ni de películas ochentosas. Lu era su amiga desde que eran chicos, muy chicos... se juntaban a mirar películas de terror y ciencia ficción, y a tomar chocolatada a la tarde. Pensar en esas películas y estar en esta fiesta lo saca. Todos esos libros que leyó... esas películas que miró con Lu, son mentira. Y se siente bastante pelotudo enojándose con Spielberg en Caballito, medio en pedo, y con ganas de cagar a piñas a ese pibe por tener tanta confianza en sí mismo (y ser tan lindo).
Siempre supo que había buenos y malos. Ella es buena, ella no sabe. Hay pureza ahí, se puede ver... cualquiera lo puede ver. "Pasa que es un hijo de puta el flaco", piensa. Y se siente bien.
Siendo mortalmente honesto, sabe que no importa cuanto quiera hablar con esa piba tan linda que da pena: no va a acercarse. Y ella se va a ir de la fiesta, mas temprano que tarde, con el pibe ese que, en la tele, siempre es el que pierde al final... porque en la tele ganan los buenos. El, por supuesto, es el bueno. Y ella, es la que necesita ser rescatada.
Por un momento, en su actitud de perversito-mirador-compulsivo, descubre que la piba está sola. El capo se fué y la verdad es que no le importa la razón: es su momento... "Che, piba con nombre irrelevante, quisiera conocer el borrador de tu vida", piensa que sería una buena entrada. Gran entrada... no hay forma de que no se ría. No hay forma.
Está acercándose y, paso a paso, memoriza las palabras y reza para que salgan en el orden correcto y no parezca un Yoda con retraso madurativo. "Tal vez," - piensa - "esta pueda ser la noche donde cambie mi suerte".
Cuando está a sólo 5 pasos, la ve a Lu. La ve recién cuando lo abraza. Y empieza a deslizar todo un monólogo mientras se posiciona delante de él y no lo deja moverse. No entiende si lo que le dice no le importa o la música está demasiada alta. "Lu, me cago", le grita y la corre de adelante con un ademán, para poder avanzar sobre ella y sus problemas con la dieta y el novio.
En el instante exacto que puede visualizar a la piba nuevamente, vuelve a observar al pibe capo delante de ella, acariciándole el pelo y diciéndole algo al oído. Ella se ríe. Y mientras el lugar se cae a pedazos, corre la vista para no ver cuando la puerta de calle se cierre detrás de ellos.
"Calláte, que el lugar se viene abajo", piensa en decirle a Lu, que no hace caso omiso a lo que él no le dice y sigue hablando de no se qué del novio y los celos y "la mar en coche". También le cuenta que le queda bien la barba, que ojalá no sé qué del novio sea como él. O algo así. Está medio muerto, así que no hay mucho que hacer. La mira y le dice: "Tommyknockers", bendiciendo así, la recta final de su fiesta personal.
Y una nueva noche de triunfos está cerca de finalizar. Todos ganan (aunque algunos no lo sepan): el pibe garcha con la mejor mina del lugar, la mina se caga de risa, toma gratis y se va con un pibe re fachero que nunca va a volver a ver después de mañana, y él se vuelve a casa, bastante en pedo y aún mas enamorado de sus miserias. Todos ganan.
Bueno, Lu no... Lu no gana. Pero eso es otra historia.

martes, 30 de julio de 2013

La celebración del fuego



El mundo es grande. O no. Puede que no. Menos chico que ayer, seguro. Él lo sabe. O piensa que lo sabe.
Pero es que la presión, la miseria... lo aniquila. Poco a poco.
Su mundo de adentro es vencido pelea a pelea por el mundo de afuera, y busca una metáfora mas extravagante... pero no le sale.
Los análisis de la situación son válidos durante cada vez menos tiempo. "Y... es así", dicen. "Pero a ellos no les pasa", piensa.
Siente que no puede evitar sentirse, progresivamente, mas pequeño. Invisible.
Todo es demasiado grande.
Es un hombre completamente adaptado al siglo XXI, sin tiempo para salvar su alma... sólo continuar.
Correr, o no. No importa. Siempre hacia adelante.
Un arquitecto de sus propios fracasos... "orgulloso, al fin", piensa. Y traga lo que sea que tenga que tragar.
Los pasos certeros, uno a uno, cerrando círculos que, tal vez, tristemente, recién existan luego de cerrados.
Se cree ahogado... pero es la vida. "La vida es eso", quiere creer. Pero le falta el aire.
Una canción da vueltas por su cabeza. No para. Cree escuchar la palabra "fuego" entre toda la parsimonia narcisista del cantante.
Arder. O consumirse. Ya eligió hace rato, pero sabe que la pregunta está mal.
Para cada pregunta, siempre hay una respuesta acertada. Siempre. A otro boludo con el cuento de la relatividad.
Alemanes eran los de antes.
Nuevamente, especula con su edad, para terminar con todo esto.
Y obvio que se siente mal. Eso no es impostado. Pero hasta donde recuerdo, tenía 30. Bueno, casi... pero ya no tenía mas 15. Ya no más. Lo sabe.
Y al final, sólo puede susurrar: "Che, se me acabó el manualcito... ¿alguno tiene otro?".

No importa lo que digas si lo importante es que el fin de todo es entretener. Ganemos tiempo, che.

viernes, 14 de junio de 2013

CACA 2015


"Si todo el amor es, entonces, la ignorancia sobre el proceso de causalidad del universo, este misterio se retroalimenta al infinito al nacer de una necesidad racional de atentar contra la "naturaleza humana" en si misma.
Reformulando: mediante se extrema el proceso de racionalización de la realidad y, progresivamente, todo se convierte en concepto (apareciendo cada vez menos "nuevos" ideas (o sorpresas)), la búsqueda se internaliza y se produce un fenómeno de autodefinición, donde el universo se deforma en torno a nuestros rasgos anteriormente procesados: la realidad, en última instancia, se vuelve imagen y semejanza nuestra y el universo busca la respuesta en lo conocido, mintiendo y esquivando la verdadera sorpresa de entender que nada estaba predestinado." - Leo Mattioli

"Del amor al odio no hay un paso. Pero ojo, que tampoco hay una bocha... es mas bien relativo. En un libro encontré que es la distancia entre la boca y el culo. Calculo que debe ser porque dejamos de pensar que la persona en cuestión caga poesía a hablar mierdas de él todo el tiempo. Debe ser por eso. Seguro que es por eso." - el Dejan Stanković del Winning Eleven 4

"Lo que viene va a ser difícil. Vas a aprender muchas cosas y a olvidar muchas mas.
Mantené la dignidad. Sobre todo la dignidad.
Nunca te olvides lo que hubiera hecho tu padre en tu lugar. Con eso en mente, hacé lo que puedas. Y nunca te olvides: tu padre hizo lo mismo.
Cuando te duela pensá que seguro, en el futuro, algo (no importa muy bien qué) te va a terminar matando.
Vas a viajar.
Vas a encontrar personas de mierda. E, igualmente, vas a hacer el amor con una o más. Es más, algunas te van a acompañar en forma de "amigos" (o de cubeta de agua).
Podes cagar a un amigo. Podés equivocarte. Mucho. Pero nunca evites una conversación. O una piña.
Todo el mundo tiene ideas... y mejores que las tuyas. Eso significa que debés intentarlo. Al menos, intentarlo
Es importante juntar guita. Mucho. Pero para algunas cosas nomás... las más importantes. Las boludeces como la empatía, y el respeto son realmente baratas.
Antes de criticar a alguien, acordáte que vos ahogabas hormigas en un balde de agua.
Ser popular y querido es tan importante como la guita.
Estaría bueno que no le ocultes tus miserias a la gente, porque, tarde o temprano, terminás quedando como un boludo. De cualquier manera, es mas importante que no te las ocultes a vos mismo. Porque ahí sí... vas a SER un boludo.
De los hijos no tiene sentido hablar. Vos fijáte. Pero fijáte... fijáte en serio.
La dignidad es relativa y compleja. En todo caso, lo importante es tener alguna. De algún tipo. Cualquiera.
Lo que viene va a ser difícil. Vas a aprender muchas cosas y olvidar muchas mas. Podés empezar a practicar olvidándote de todo esto que te dije." - le dijo la madre al vampiro.


jueves, 11 de abril de 2013

Tan cerca de todo


No creas que la poesía se olvidó de lo que querías decir... no mientras ella sepa que hay algo que aún defendés, que aún no cedés.
Tiempo.
Ser viejo es sentir que te ponés en lugar del otro, y que nada es sagrado.
Ser maduro es aprender a hacer unas milanesas.
Ser joven e inmaduro es pensar que podés hacer lo que quieras con tu vida... incluso, tal vez, cambiar el mundo (o coger sin parar).
Tiempo.
El mundo me besa, por las dudas que mañana no llegue.
Esquivo mutaciones buscando serenidad... y lo único que encuentro son 5 mangos en un pantalón guardado.
Remuevo piezas del pasado e intento acomodarlas para que no desentone con los colores que rodean hoy mi vida.
Y la violencia crea un desierto. Pero deja todo en su lugar.
Cambio colores (molestos algunos, tal vez) por grises.
Alguien me toca el hombro, todos los días a la misma hora y en el mismo lugar.
Algunos locos dicen que lo hice. Finalmente lo hice. Por lo menos eso dicen. Los locos.
Tiempo.
Soy un inútil.
Quisiera decirte que no es verdad esa máxima tan argentina de que los amigos no lastiman: si... lo hacen. Pero siempre de frente. O no... a veces no. Pero para eso son los amigos: para perdonar las puñaladas, vengan de donde vengan. (¿No?)
A veces escribo sobre nada, pero éste no es el caso. Aunque parezca que sí.
Tiempo.

viernes, 15 de marzo de 2013

Dying Song



Y tal vez todo haya empezado esa tarde que decidí ratearme e ir a buscarte a la puerta del colegio. Aunque a veces pienso que todo empezó cuando después de esa pelea, el auto se paró, casi cinematográficamente, en la puerta de esa escuela tan llena de recuerdos. Ese sábado... filoso y soleado.
Nada es realmente el final.
La mirada se me escapa por el cerrojo y te veo, una y otra vez, desvistiéndote. No te recordaba tan blanca y segura. Tal vez decida llorar un rato.
Una casa. Un rincón. Una canción loopeada. Y la sensación de que lo que necesito existe.
Lloro y te pido una metáfora para entender lo que me pasa.
Tal vez lo que da vueltas es la sensación de final... ¿y si todo es mi responsabilidad?, ¿si realmente pudiera creer eso?
Puedo esperar el sonido en las memorias un rato más: quiero escucharte gritar mientras caen las últimas lágrimas con mi nombre. 
Por la ventana veo crecer el sol por detrás de la fábrica abandonada y escucho la puerta de la pieza que se cierra de un golpe. El gato juega con un cable y se cae del sillón. Yo no puedo aguantar las ganas de reír a carcajadas.
Te quiero.
Mi reflejo cae en una nave desde el cielo y ya no lo puedo detener. Muchas películas pasan, una atrás de otra, formando una espiral de seguridad y tristeza. Te agarro la mano cada vez mas fuerte y te pido que no me dejes ir.
Te extraño. Aunque sé que hay algo que no está bien en el razonamiento. Aún así, siento que te extraño.
Algunos dicen que vivir es como remontar un barrilete... y no voy a explicar la analogía, porque la verdad es que no la entiendo... pero tené en cuenta que una canción nunca salvó a nadie.
Silencio.
No puedo evitar acercarme a esa chica que, parada a mi derecha, se rasca la cabeza con un libro de Spiegelman.
Perdón.
                                                                            ***

Me gustaría contarte que hoy soy medianamente feliz. Y espero que vos también lo seas. Sé que cumplí mi rol casi a la perfección. Y digo casi, porque si hubiera actuado perfecto, no estaría escribiendo esta carta.
Ojalá continúes teniendo tu historia de amor grandiosa. Yo siempre fuí la que te esperaba en casa, con mi vida mundana y la espera, épica, que sostenía todas tus miserias... todas las cosas que te abducían y te volvían un retornador profesional.
Hoy entiendo que tal vez no fué culpa de nadie pero, sin embargo, creo que es necesario que de alguna manera entiendas que las cosas que hiciste y hacés no son gratis. Nada es gratis.
Perdonáme si no supe entenderte. Ya, por suerte, no necesito que me expliques nada mas.
Gracias.

jueves, 7 de febrero de 2013

El ano del universo (I've Just Seen A Face)



Hay lugares que recuerdo casi como si nunca hubiera estado ahí.
Y a veces pienso en la posibilidad de que nunca hayan existido...
pero escucho las voces,
que me dicen, que me cuentan,
que siempre van a estar cuando (donde) lo necesite.
Y a veces pienso que no,
que no hace falta nada de eso.
(Lo intento)
Y cometo el error de no decirlo,
para que haya vuelta atrás.
Las excusas rara vez salvan una vida... sólo que, a veces también, descubren una muerte fabulosa por detrás de las miserias y virtudes.
Con eso en mente, me escapo a una época mas simple... que creo haber olvidado, aunque es probable que cuando finalizó yo no estuviera nacido.
Escucho 'Ticket to Ride' y, mágicamente, entiendo que nunca entendí esa canción.
(Posición fetal).
Creo que a veces me trago las virtudes y las miserias, pero debería mirar mas y comer con los ojos un poco.
Me cago en todo.
Ya no sé ni a quien le escribo,
la verdad.
Es que me perdí,
evidentemente.
(Me fuí un rato, ahora vuelvo)
Y no puedo evitar el ridículo todo el tiempo.
Aún cuando no hago absolutamente nada.
Estoy muy enojado con todo y ya no sé muy bien por qué.
Te pido perdón, porque no es contra vos... pero es que sos la que no está acá, y eso me parte a la mitad.
Me alcanza con pedir disculpas por nunca mas haber pasado por ahí, por nunca más haberte visto.
Y si vos no pasás nunca más por acá,
está todo bien.
Yo nunca pensé en pasar por acá de nuevo tampoco.
Y mirá que loco que es,
que acá estoy.
(La presión sobre la tecla 'n' aumenta).
Y sé que debería cambiar el título de esto,
que ya empieza a perder el rumbo,
como casi mi vida casi se pierde,
también.
Casi.
Me caigo un poco más, poco a poco.
Creo recordar una cara, aunque ya no sé si era un lugar,
un culo,
o vos.
Todo está oscuro,
y empiezo a recordar el por qué.

lunes, 28 de enero de 2013

Otro


"Nada es como nos dicen que es... las estructuras que definen nuestra posición social y nuestro potencial futuro (nuestra vida) están basadas en la teoría de que es necesario cercenar las libertades individuales para que la sociedad no se estanque y se devore a sí misma en una nube de caos y anarquía." - dijo Michel.
"¿Y por qué?" - preguntó Forrest rascándose la barbilla, con rostro intrigado, mientras miraba por la ventana. Pensó unos instantes y se contestó a sí mismo mirando hacia arriba: "Mi mamá decía que la vida es como una caja de bombones: nunca sabés que te puede tocar".
Alejandro se paró y miró por un segundo la mesa (en ella se podía leer: "violencia es mentir", marcado con fuerza, sobre un ángulo) y, cuando Michel estaba a punto de continuar con su discurso, lo interrumpió: "La vida está en cada canción de los Beatles, y las respuestas cotizan en bolsa".
Ninguno de los presentes entendió un carajo, pero "el gil" se rió como si lo hubiera hecho y le hubiera sonado a un concepto infantil.
Todos se miraron salvajemente, salvo Alejandro, que seguía mirando la mesa mientras y continuaba: "la eternidad es como un tema de Charly: todos vamos de la cama al living sin saber muy bien por qué". Terminó y miró a los comensales esperando la aprobación y la veneración por tan inteligente frase. Una lástima... no estaba en la mesa indicada. 
Nadie replicó.
Jorge Luis, que aún estaba masticando el último pedazo de bife de chorizo, se levantó de la mesa indicando con su mano derecha el baño. Partió hacia allá.
Alejandro seguía esperando algo, Forrest parecía no entender, pero sí, y Michel decidió callarse, ya que había decidido que hablar en esta mesa era, literalmente, al pedo. Claro, era "Michel"... el estaba destinado, aunque nadie lo supiera, a grandes cosas.
Bruno, el quinto comensal, hacía 15 minutos que no articulaba palabra. Bajaba  la cabeza y se metía algún bocado de milanesa (o alguna papa frita) cada vez que alguien lo miraba. Esperaba el momento justo para revelar el secreto que llevaba con él desde muchos años.
"Che, ¿vos no escribís?... ¿no tenés un blog o algo?" - le preguntó "el gil", con una sonrisa, a Alejandro... a lo que él contestó: "no, pero una vez escribí una canción... un rockandroll. Y estaba buenísimo. A veces me pregunto por qué nunca tuve una banda porque..."
"¡Los blogs son una mierda!" - gritó, desde unos 5 metros de la mesa, Jorge Luis, que volvía secándose las manos del baño - "Cualquier pelotudo que ni siquiera fué a un solo taller de escritura y no tiene nada para decir tiene uno... es todo por las minitas, ya nadie cree en la búsqueda... ¡váyanse todos a cagar!" - y se sentó.
"Bueno, Jorgito... no es para tanto. No hacen mal a nadie." - lo intentó calmar Michel.
"¿Que no hacen mal?... obvio que hacen mal: bastardizan la escritura... llenan de mierda la web... ya nadie sabe que mierda leer porque encontrar un blog con ideas es mas difícil que coger con el icq..." - contestó muy serio y consternado.
Alejandro se calló... era bastante nuevo en el grupo, y nunca lo había visto tan exaltado a Jorge Luis, que seguía   gritando barbaridades, ahora, sobre los músicos indies. Forrest miraba por la ventana sin, aparentemente, estar pendiente de la discusión.
Mientras escuchaba esa oda a los conceptos elitistas (eso no quita que sean reales) del arte, Michel, para adentro iba contestando cada concepto... pero no tenía sentido discutir con los pibes. Nunca lo iban a entender.
Bruno, hechado hacia atrás en la silla de madera, los miró a cada uno por un instante y, finalmente, lo soltó: "Ahora que están todos, tengo algo que decirles: soy Batman". 
Todos se callaron. Lo miraron.
"Yo ya lo sabía: tus zapatos me lo dijeron hace años" - dijo Forrest mientras señalaba los pies de Bruno, debajo de la mesa. Y continuó: "mamá decía que podés saber mucho de las personas por los zapatos que usan. También decía que tonto es el que hace tonterías... y, Jorge Luis, es una tontería enojarse por lo que hace la gente para cojer. Pueden seguir...".
Todos callaron y se miraron menos "el gil", que replicó: "algo fácil para buscar ideas de lo cual escribir y no decir nada es leer los wikiquotes: hacer al Principito un emo garpa bocha con las minitas".
Bruno, desconcertado, se incorporó y continuó comiendo. 
Jorge Luis se calló y, nervioso, comenzó a jugar con las servilletas.
Alejandro quiso retomar la conversación: "¿Ven?, es como tener un pibe: nunca sabés como es hasta que te pasa..." y Michel lo interrumpió, mandándolo a la mierda (siendo realistas, le dijo: "cerrá el orto, pelotudo").
Todo siguió mas o menos así hasta que se murieron. 
Todos.
Otro final feliz.

lunes, 14 de enero de 2013

Salud, dinero y amor (discurso marxista)



"Despertáte", gritaban inocentemente los rayos del sol que entraban por las endijas de la ventana.
Duele ver la luz de frente, terminar de abrir los ojos: es que me acosté temprano porque me dolía mucho la cabeza. Me dolía tanto que puteé al universo y a mis viejos como hace años no lo hacía... esa fué la noche de una mañana de domingo adolescente, como hace días no tenía. Sin resaca.
La gárgola gris sobre la biblioteca me devuelve la mirada y, cansada e imperativa, señala el camino al éxito. No hago caso y, en cambio, prendo la computadora y comienzo a escribir.
Las ideas rodean típicos tópicos (un lindo juego de palabras): soledad y domingo. Y escribir sobre escribir.
Me levanto y acerco a la ventana para buscar ese algo que enfoque la mirada y defina el concepto.
Noto el cambio, la transición: las luces de la calle se comienzan a apagar, una a una. Igual que la gente que va y viene por la avenida.
Hay un momento durante la mañana donde existe un recambio natural... donde los individuos que disfrutaron de la noche volvieron a sus nidos y los que le deben al día, aún no emprendieron el viaje. Es un nada despreciable momento para disfrutar con una ventana grande y un café ya tibio.
Los sonidos desaparecen: los gritos de las minitas desesperadas y borrachas se funden con los pasos de los caballos de la gente que sale a "reciclar". Los beats mega-graves y los acordeones se pierden en el horizonte musical (que en realidad parece ser Lanús-Oeste). Y los ruidos de motores subdesarrollados, las derrapadas y los botellazos se vuelven un cuento surrealista que tal vez nunca existió.
La calle de repente queda vacía. Nada interesante parece suceder afuera y eso me obliga a mirar hacia adentro: un hogar... igualmente vacío. Sólo los gatos que están retenidos en contra de su voluntad se acercan a pedir comida... y no les doy nada porque me gusta ser el centro de atención.
A mi alrededor hay demasiados comics e insuficientes libros... nada de gente y poco de vida. Siempre supe que esta mañana iba a llegar: la gente se va... la gente se esconde detrás de sus vidas y yo dejo de formar parte de ellas: los amigos, los amantes, la familia... no son eternos ni incondicionales. Y hasta hoy no me había dado cuenta. 
Todos somos momentos.
Puedo sentir el movimiento de las hojas, la necesidad de mirar por la ventana y encontrar el patrón, ese mensaje oculto que de a poco se vuelve revelador e indescriptible. Que se yo... debe haber algo ahí, atrás de toda relación, de todo cambio... de toda lectura, de toda vida. De todo desierto. 
El café cada vez está mas frío y me cuesta pensar el "como sería" si nunca hubiera sido así... así como es ahora. Tal vez esto no sea mas que un recambio... como toda mañana de domingo, con todo ese revuelo de hormonas seguido de una natural toma de responsabilidad y sacrificio bíblico. Como un desayuno frío y una necesaria visita al supermercado (con un poco de resaca solitaria), que a todas las luces parecen ser el medio transitorio entre épica y épica. Será cuestión de esperar el lunes con dignidad y con él, la promesa de posibilidades que encierra el viernes. Será cuestión de, de a poco, madurar. Y comprar un kilo de filet de merluza y algunas cervezas para aguantar.
Lo único que me gustaría decir es que, si bien todo cambia y una cosa solo puede llevar a otra, ustedes, gente (linda y fea), nunca pasaron al pedo.
Un escalofrío recorre mi espalda. Y todo fluye.
Gracias y perdón, en serio, a todos.

XVII (Mar Del Zvr)

Es real. No es tan pacífico ni tan colorido como lo había imaginado, pero es real. Llegó. Llegamos. Soy real. Siempre fui real.