miércoles, 19 de enero de 2022
III (Mar Del Zvr)
Las gotas golpean su rostro.
Es de noche y está lloviendo. Por un momento creyó que todavía estaba soñando, pero no es así.
Escucha un estruendo a lo lejos. Instintivamente, intenta refugiarse debajo de un tronco.
Está empapado. Se arranca parte de su vestimenta e intenta tapar la entrada de agua.
Tiene frío, pero descubre que el dolor de sus pies disminuyó. Eso también fue real.
No recordaba estar cubierto, “vestido”… pero no es algo importante en este momento.
Una luz en la oscuridad y muy poco tiempo después un grito en el cielo. El trueno.
El agua corre debajo de él. Se focaliza en eso.
No debería tener miedo, pero los sonidos son extraños. Comienzan a mutar.
(¿Son pasos?) Otro trueno.
La intensidad y el volumen de los ruidos aumenta. Se acercan a él.
Sale de su escondite y corre. Corre debajo de la lluvia.
No debería tener miedo.
¿Hace cuánto escapó de la cueva?... ¿era una cueva?
Se imagina en otro lugar, a la orilla del mar. Chequea su roca hueca. Chequea que todavía está con él. No, no debería importar, pero importa.
Corre.
(¿Qué es este lugar?)
Tropieza, pero se recupera inmediatamente y ve un conjunto de ramas bajo las cuales esconderse. Lo están buscando, cada vez están más cerca.
Siente que están detrás de él. No sabe por qué tiembla tanto: ya estuvo frente a predadores, ya corrió por su vida. Pero esto es distinto.
El sueño.
Se siente indefenso. Está a punto de gritar, de buscar ayuda, pero sabe que nada va a responder, está a merced de lo que lo persigue.
No sabe gritar.
Se acurruca detrás de un árbol y se tapa el rostro con sus manos.
Reconoce los sonidos, los pasos. Son muchos, son más.
Se detienen cerca de él. No puede (¿no quiere?) ver.
El mundo parece detenerse.
No desea, espera.
Algo (¿alguien?) toma sus manos y las separa. Lo obliga a abrir los ojos con un grito potente.
Le comunican que fué salvado, que el peligro es y era real.
Y se siente aliviado.
Lo cubren del agua con unas mantas. Son muchos y son como él. Uno de ellos, el más joven, lo nombra ante el resto: “Beta”.
Todavía tiene miedo. Es un miedo con algo de seguridad. Miedo de no saber, pero… no lo entiende. Es una mezcla extraña.
Beta.
Acepta acompañarlos.
Beta.
Cree reconocer a uno de ellos, al más viejo, que camina separado del grupo. "No tiene sentido", piensa. Pero cuando sus miradas se cruzan, ambos desvían la atención disimuladamente.
Beta continúa caminando a la par del resto.
Finalmente ve luz en el horizonte, un fuego que quiebra la oscuridad de la noche. Le indican que ya están cerca.
Beta se siente seguro.
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