domingo, 23 de enero de 2022

IX (Mar Del Zvr)


No encuentra su roca. Es de noche, todos parecen estar durmiendo. Y su roca no está.
Busca debajo de sus mantas, pero no encuentra más que algunos bichos y otro de sus “dibujos”.
Hace un tiempo, Hom intentó robarlo. Cambiarlo por comida, o ropa, o alguna estrategia similar. Le explicó lo que tenía, que servía para escuchar el mar. Porque del mar venía. Beta decía que no le importaba ese dato. Que lo tenía en cuenta, pero que nunca había pensado en su uso… que era más bien una reliquia, algo que le recordaba un pasado. la posible existencia de uno.
Hom tiene la culpa. Pero él ya tiene una. Lo sabe. No se lo puede decir, pero sabe que tiene su propia roca. Lo vió con ella. Sólo se la quitó para "reducirlo". No era la primera vez que discutía con él, y no es el único que intenta hacerlo sentir menos. Sabe lo que todos dicen de él por detrás. Sabe que saben. De alguna forma conocen sus sueños. Lo conocen. Creen conocerlo.
Comenzó a revisar, con mucho cuidado, los alrededores. Las cosas de todos en el campamento.
Pero Beta mentía. Se mentía. Porque sí había pensado en su uso. No sólo lo había pensado, sino que lo había discutido. Pero todo estaba muy confuso. Su primera noche (que tal vez no haya sido la primera), el viejo se le había acercado. Y le habló. Le habló sobre la roca. Y recuerda que le dijo, aunque tenga lagunas, algo como que “sirve para escuchar a los fantasmas”. Beta no lo entendió en el momento y tampoco lo entiende ahora. Ariel le explicó que esa historia no es verdad, que lo inventó o lo imaginó. Que Ø no dejó la montaña esa noche.
Siempre quiso apoyar la roca (de mar) en su oreja. Pero no puede. Todavía no. Está esperando el momento… no es que tenga miedo a lo que pueda escuchar. Ahora la necesita. Por eso la sigue buscando.
Se siente traicionado, otra vez. Pero no logra canalizar su frustración. Cree que lo mejor es enfrentar a Hom en la mañana. Lo que no sabía (aunque intuía) es que ese enfrentamiento iba a terminar muy rápido, con él sangrando en el suelo y todo el grupo acusándolo de intentar romper la paz general inventando cosas (lo que no sabía ni intuía es que tenían razón). Pero hoy, ahora, todavía tiene la nariz sana. Y la razón.
Camina bajo las estrellas. Se sienta alejado del campamento. Mira el cielo y se le cruza por la mente que es muy difícil, casi paradójico, tener que procesar y reducir a palabras la sensación de no ser.
Quiere volver. No, quiere irse del campamento. La playa aparece en su mente. La arena, el viento en la cara. La inmensidad del mar.
Quiere escapar. Pero no puede.
Siente que sus fantasmas ya no están ahí, con él. Pero no se siente mal… sólo necesita saber por qué.

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XVII (Mar Del Zvr)

Es real. No es tan pacífico ni tan colorido como lo había imaginado, pero es real. Llegó. Llegamos. Soy real. Siempre fui real.