jueves, 27 de enero de 2022

XIV (Mar Del Zvr)


No sabe dónde está.
No está.
¿Está soñando?
Ya no puede saberlo.
No hay cuerpo. No es que no tenga cuerpo, es que el concepto ya no existe. No lo puede pensar. Quedó la palabra.
Las palabras.
Los símbolos.
Se siente parte, pero de algo externo. Se siente una parte, incompleto.
Parte.
Su vida no es vida, es el relato. Y hoy no es el protagonista.
Flota en la luz.
No hay silencio. No recuerda lo que es el silencio.
Los gritos tampoco son gritos, pero están.
Algo sucedió, detrás del ruido. Hay una historia que no es de él (¿o eso es él?).
Necesita la conexión, pero no puede sostener el peso de la responsabilidad.
¿Es lo que sucedió, es lo que no sucedió?
Todo está en el fondo.
Y él flota.
Flota en el agua, en el vacío.
Busca la superficie. Y en la superficie todo está nublado.
Sólo existe la superficie.
Pero todo está en el fondo, escondido.
Un propósito, escondido.
Una fachada, que es un propósito, que es vida.
Sin otros ojos, es libre y no es nada. Es líquido.
Es muchos, o fue. Muta. Pero necesita ir a lo que es, que es siempre.
Y nunca es libre.
El poder del uno, explotando y sometiendo, sólo para existir.
El escape es el comienzo, no es el centro.
El centro no existe.
Lo entiende: alguien tiene que pedir perdón.
Gatea por la orilla, cansado.
Está cansado.

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XVII (Mar Del Zvr)

Es real. No es tan pacífico ni tan colorido como lo había imaginado, pero es real. Llegó. Llegamos. Soy real. Siempre fui real.