sábado, 22 de enero de 2022
VIII (Mar Del Zvr)
-No había una razón lógica para dejarlo vivir.
Beta no sabe qué contestarle a Ariel, que parece otra vez parece entender lo que pasa por su cabeza. Está sentado, a unos metros del cadáver del cachorro que está siendo consumido por las llamas. El resto del grupo se alejó, pero él no quiere dejarlo.
-No importa que no fuera una amenaza para nosotros en este momento – continúa -, fue lo mejor para…
No puede evitar interrumpirlo.
-Nunca intentó atacarnos. Ni siquiera lo estamos llevando para comer.
-No. Pero no puede ser alimento para “los otros”, por eso lo hacemos. Esto no es algo nuevo.
Beta se pone de pie y se acerca a Ariel.
-Hablan mucho sobre eso, pero en todo este tiempo nunca vimos a ninguno.
Se siente atraído por Ariel, lo acepta. Le atraen sus formas, formas que le resultaban conocidas, “naturales”. Poco a poco, forjaron una relación de confianza. Aún a pesar de su “amistad” con Hom. Pero hay cosas que todavía no entiende de los roles. Se siente menospreciado, como si su presencia fuera “accesoria” para el grupo (¿para Ariel también?). De cualquier manera, sabe que tener estos pensamientos paranoicos no le ayuda… hoy está contenido, está seguro. No hay razones para dudar.
-Por suerte.
-¿No deberíamos estar seguros de que hacemos lo correcto?
-Hicimos lo correcto. Que vos o yo no los hayamos visto nunca no significa que no existan. Ellos son, no cambian. No reaccionan, actúan. Siempre de la misma forma. No los entendemos, por eso. Por eso esto y todo.
Beta piensa en Ø, que por momentos parece un espejismo. Por momentos parece más real en sus sueños. Fuera de ellos, es una historia. Es una posibilidad. Una posibilidad constante, omnipresente. Por momentos escucha su voz en Ariel, en los demás. Lo vió la noche en que llegó al pueblo, en que fue rescatado. Pero nunca más volvió a salir de la cueva donde descansa y donde, aparentemente, espera la llamada de la montaña. Eso es lo que dicen. “Eso es lo que nos da seguridad”, piensa. Pero sabe que hay otra posibilidad, Que el resto lo visita. Solo a él no se le permite.
-No lo sé. Escucho muchas historias, pero…
Beta prefiere no seguir hablando, prefiere no seguir pensando. Observa cómo se apaga el fuego, cómo comienza a aparecer lo que queda del animal.
Ariel no contesta. Avanza, siguiendo el rastro del grupo. Él lo sigue.
-Es el miedo, sí. Tenés razón. Pero es lógico escuchar esa voz.
La forma en que lo dice le hace pensar a Beta que está buscando convencerse a sí mismo antes que a él. Mira hacia atrás y sólo queda un poco de humo.
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