lunes, 24 de enero de 2022

X (Mar Del Zvr)


Lo están observando. Lo está observando.
Cada vez que entierra la pala en el barro y hace más grande el hoyo, decide que ya es suficiente. Pero el agujero es cada vez más profundo.
No hay nadie cerca. Se cercioró de que nadie lo siguiera. Necesitaba ese tiempo.
No quiere enterrarlo. Lo logró, llegó al final del proceso. Ganó, pero no puede decírselo a nadie.
Y para qué, entonces.
Todo está sucediendo al mismo tiempo, pero no puede verlo.
¿O sí puede verlo?... ¿Verse?
¿Está soñando?
No está a salvo.
¿Qué está haciendo?... ¿Qué consiguió?... ¿Qué hay en el fondo?
Lo reconoce.
Escucha las moscas, siente su presencia.
¿Es Hom?
No puede ser. Está soñando.
Hom abre los ojos. La tierra cubre parte de su rostro, pero puede entender lo que está diciendo. No lo escucha, pero lo entiende.
No es Hom, es Ariel.
No, no es Ariel.
A nadie le importa lo que piense Beta, porque no es Beta el que está haciendo el pozo.
Quiere escapar.
No quiere estar solo, pero no soporta el peso.
¿Quién es?
No está soñando.
El que no es Beta extraña a las moscas.
Está soñando.
El horizonte se mezcla con el lodo y lo abraza, lo contiene. El hoyo lo contiene.
Beta necesita respuestas, pero la caída parece eterna.

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XVII (Mar Del Zvr)

Es real. No es tan pacífico ni tan colorido como lo había imaginado, pero es real. Llegó. Llegamos. Soy real. Siempre fui real.